Resulta un lugar común señalar que los partidos están en crisis. Tal vez, porque efectivamente, un segmento amplio de la población sostiene una fundada molestia con la forma en que los Partidos Políticos se conducen de cara a la sociedad: instituciones profundamente antidemocráticas, que imponen igual candidatos que dirigentes. Entidades de interés público que se conducen como clubes o asociaciones privadas para usufructo exclusivo de sus altos dirigentes. Organismos del Estado mexicano que reciben enormes prerrogativas en efectivo y en especie, más el acceso excesivo a la radio y la televisión. Organizaciones que rara vez rinden cuentas de la razón de ser de su existencia, y de la descomunal inversión que el país realiza en ellos.

Sin embargo, los candidatos postulados por los partidos son ya los grandes protagonistas de la elección presidencial próxima, muy a pesar de que existan candidaturas independientes. ‘El Bronco’, Margarita Zavala y Ríos Pitter, no sólo no crecieron de enero a la fecha; incluso han bajado su capital electoral, según todas las encuestas publicadas. Ningún independiente está en posibilidades de lograr un sitio dentro de los tres candidatos más votados para el siguiente proceso. Los independientes finalmente no desplazaron, de forma alguna, a ninguno de los partidos consolidados de México, por más hartazgo que se exprese de los votantes. Está será una elección entre candidatos de frentes y coaliciones de ¡partidos políticos!. Incluso, el puntero de las encuestas (‘ya sabes quién’), es nominado por un partido político, de muy reciente creación que demuestra que estas entidades de interés público se mantienen, con mucho, como las formas más rentables para participar de la renovación de los poderes públicos y acceder al gobierno.

En España, por ejemplo, los liderazgos emergentes, que cuestionaron al bipartidismo del Partido Popular (PP) y el PSOE, terminaron por constituir un… ¡partido político! En este país, Pablo Iglesias es líder de ‘Podemos’, partido de reciente creación, y no un candidato independiente. ¿Por qué? Porque si las democracias son gobiernos de consenso, los partidos políticos (a pesar de todos los asuntos que se deben mejorar) son los que mejor apuntalan este principio, en la medida de que son articuladores de consensos sociales. A nivel nacional, Andrés Manuel, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, son candidatos de coaliciones entre partidos, aunque todos tratan de venderse como candidatos ‘ciudadanos’ (una obviedad). En Jalisco, Enrique Alfaro, que sostiene no estar afiliado a ningún partido (no lo necesita, puesto que MC es de él), se ha postulado siempre como candidato de partidos políticos. Ha tenido la oportunidad de ser candidato independiente, pero él requiere de una estructura y un grupo que lo respalde, ventaja que sólo le puede garantizar una organización política, como los partidos.

gabtorre@hotmail.com