Además del malestar que ocasionó el aumento desproporcionado del precio en las gasolinas, el gobierno de Jalisco aporta su parte al mal humor social. Con el inicio del 2017, la SEMADET (Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial) anuncia un periodo de 90 días para que se inicie con la verificación de los vehículos, con un costo de 400 pesos. También señaló las sanciones para quien no verifique su auto (1,460 pesos). Además, para dar cuenta del proceso de verificación, te obligan a pagar un holograma en 82 pesos (cuando su costo es 11.14 pesos. Otro negocio). La aportación de Jalisco al malestar social es que te aplicarán multas «electrónicamente» y en «automático». Un sistema diseñado para perjudicar al usuario, que «bloqueará al vehículo para verificar, por lo que si se llega a la condición de multado, no se podrá verificar hasta haber liquidado la multa».

Así que ya multado, contará el usuario nuevamente con otros 20 días para verificar su auto… Si por algo se pasa ¡un día!, se le aplicará otra multa similar (1,460 pesos), y deberá reiniciar el procedimiento burocrático para verificar su auto. Estrenamos, por tanto, uno de esos procesos diseñados por burócratas -dirigentes del NO-, expertos en fastidiar al ciudadano con los procesos más complicados y absurdos posibles. Una aportación de Jalisco al mundo. La multa por no verificar el auto a tiempo será de 1,460 pesos, y ésta no se puede condonar si se verifica después, y además ¡le genera recargos! Entonces, si la multa por no verificar el auto es «automática», se aplica «electrónicamente» y los agentes viales no serán los que levanten las infracciones, sino «el sistema»… ¿Para qué se nos impone un holograma con otros 82 pesos de costo? El holograma tendría sentido si fueran los agentes los responsables de aplicar la multa.

Como si no fuera suficiente con el viacrucis diseñado por los burócratas del NO, su vehículo puede quedar «retenido» en los corralones del IJAS, mediante grúa (que también le cobrarán of course -otro negocio para algún cómplice-). Así que, para liberar el vehículo se deberá (ojo con el absurdo): Imprimir carta responsiva; acudir a un taller acreditado para que sea llenado, firmado y sellado por el personal a cargo; presentarse a las oficinas del Centro Oficial de Mediciones a entregar el formato anterior, junto a la documentación que ampare la propiedad del vehículo. Una vez cumplidos los requisitos anteriores se extenderá una carta de liberación del vehículo, después deberá dirigirse al depósito del IJAS donde se encuentre encerrado el vehículo, previo pago de pensión o derecho de piso y grúa o arrastre. Finalmente, debe mostrar la carta de liberación y llevar identificación oficial. Una vez el vehículo en circulación, éste deberá hacer presencia en el taller acreditado donde se llenó la carta responsiva para que sea afinado o reparado teniendo que aprobar satisfactoriamente la verificación para colocar el holograma correspondiente; deberá acudir después con el vehículo al Centro Oficial de Mediciones para que el mismo sea revisado por el personal del centro, y así, poder cancelar el folio presentando el comprobante del holograma. De no pasar esta verificación, como en el juego de «serpientes y escaleras», deberá repetir el sesudo procedimiento a partir del paso seis. ¡Una locura!

De esta forma, Jalisco aporta su granito de arena al malestar social, mediante un absurdo, tortuoso y complejo proceso que más bien alienta la corrupción. Como el gobierno federal, utiliza una política (medioambiental) con fines recaudatorios, en este caso en sustitución de la tenencia, y en franca complicidad con talleres y empresarios corruptos, al servicio del poder. Así que en el problema de la contaminación el único responsable será el usuario del auto. Aquí no hay multas, sanciones o recargos para los funcionarios omisos, corruptos e ineficientes, esos que no pudieron reordenar el transporte público, crear medios alternativos o mejorar las vialidades; todas, razones de peso por la cuales es necesario en Jalisco el uso excesivo del automóvil. Como en todos los asuntos abordados por el gobierno, todo el peso del problema, al ciudadano. Una raya más al tigre…

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