El día de hoy, el gobierno de Jalisco podría dejar el mayor testimonio de su voluntad con el Sistema Estatal Anticorrupción, al llegar a un acuerdo con resto de las fracciones parlamentarias representadas en el Congreso del Estado de Jalisco, para la designación de un Fiscal Especial para el Combate a la Corrupción, que sea independiente. La prudencia que parece haber mostrado ayer el PRI, pudiera ser, a la distancia, uno de los mayores puntos a favor del Gobierno de Jalisco, al dejar pasar la tentación para incidir -a través de los diputados de su partido- en la elección por insaculación de una persona con ligas a los poderes. Si el día de hoy el Congreso de Jalisco resuelve por una persona independiente, sentará las bases políticas para que el ‘sistema’ arranque con el pie derecho.

 

Si el gobernador ha enviado los seis nombres en una terna, del total de los evaluados, también escogió así los seis nombres que llegaron a consideración de los diputados. Resultaría ilógico que los diputados de su partido manifestaran reservas sobre alguna de las personas que el Ejecutivo -emanado de su partido- seleccionó para integrar las dos ternas. El Gobernador propuso seis nombres al Congreso, luego corresponde al Legislativo designar al Fiscal Anticorrupción, por mayoría calificada. Entonces, no hay que perder de vista que el filtro inicial lo decidió el Gobernador –una concesión no menor del ‘sistema’-, por lo que su propio partido no tendría por qué manifestar reservas en quienes ya fueron avalados por el ‘primer priista’ de Jalisco.

Los partidos representados en el Congreso, contrario a todo pronóstico, podrían votar hoy -por rarísima ocasión y además al final del año- al dejar de lado sus filias y fobias, sus intereses de grupo y particulares, para logar un acuerdo socialmente responsable para Jalisco. Una excepción a la regla –ver para creer-, en un momento en que todas las señales apuntaban a un deliberado desacuerdo entre los legisladores de Jalisco que conduciría a que fuese la suerte, a través de la insaculación, la que determinara la figura más relevante del Sistema Estatal Anticorrupción. De haber llegado a este escenario, se habría tirado por tierra todo el proceso de evaluación del Comité de Participación Social, para dejar en manos ¡del azar! la pieza clave de todo el ‘sistema’.

La política es el arte de los posible. Que el partido en el gobierno decida rectificar, como cuando rectificó el gobernador con la primera terna enviada al Congreso, es signo de sensibilidad frente a la crítica y gesto de voluntad para atender las razones que expresaron las diferentes universidades de Jalisco en los medios de comunicación, durante esta semana. Significa dar un voto de confianza a esta estructura burocrática incipiente, para que justifique ahora su utilidad social sin vicios de origen, en un momento de indiferencia y profunda falta de confianza –bien ganada- en las instituciones públicas de México. Que arranque el Sistema Estatal Anticorrupción a cargo de los mejor evaluados y con los que acreditan mayor independencia respecto de los poderes, deja a la naciente estructura burocrática sin pretextos para funcionar correctamente y arrojar los resultados que la sociedad espera de ellos. Al menos, la voluntad de los legisladores de Jalisco quedaría manifiesta, en una decisión políticamente correcta, de esas tan escasas en nuestros días.

De ocurrir esto hoy, gracias a los grupos representados en el Congreso del Estado y al gobernador, Jalisco estaría marcado agenda nacional al exponer que con voluntad y responsabilidad política se puede concluir con éxito la puesta en marcha de una iniciativa nacional de combate a la corrupción, que paradójicamente en el ámbito federal fracasó justo por el intento faccioso de controlar el ‘sistema’, a través de un fiscal de cuestionada independencia (‘Fiscal Carnal’). Los principales problemas del presidente de México son la corrupción y la inseguridad, donde con certeza la primera alienta la segunda. Las cosas no son muy diferentes en Jalisco… Así que resolver la integración de la figura clave del Sistema Estatal Anticorrupción, tiene un significado de la mayor relevancia en una coyuntura social muy delicada.