Culminan diez años de gestión de Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, al frente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ). Nos deja, como insólita carcajada, el libro «Una década de Derechos Humanos en Jalisco 2007-2017». La gestión de Álvarez Cibrián se puede calificar como descafeinada, gris, que cumplió apenas con los mínimos. Lo indispensable, apenas, y en ocasiones ni eso. Ayer el Congreso del Estado eligió al quinto presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) y resolvió por Alfonso Hernández Barrón, que fue parte de la administración de Felipe Álvarez.

 

En la actualidad, diversos son los asuntos por los que la defensa de los Derechos Humanos cobra relevancia, en especial por los crecientes abusos de los cuerpos policiacos sobre la ciudadanía, los abusos por los cuales son señalados distintos servidores públicos, los abusos sexuales a menores de edad (recientemente el escandaloso caso en Chapala), que amparados por los poderes, alimentan el fenómeno de impunidad y corrupción como un círculo vicioso. El cargo ahora exige salir de la zona de confort en que se ha mantenido la CEDHJ, para no pisar callos, cumplir mínimos y ser la pista de aterrizaje y agencia de colocación de partidos políticos en desgracia.

En 1993 Carlos Hidalgo Riestra asumió su papel como el primer presidente de la CEDHJ. En su periodo ocurrieron los estragos de lo que popularmente se considera como «el surgimiento de una institución más», que debilitó la imagen inicial de la CEDHJ. Además, tuvo que asumir parte de las consecuencias indirectas de las explosiones del 22 de abril de 1992, el asesinato del Cardenal en 1993, y el error de diciembre a fines de 1994, además de las ‘novatadas’ comunes cometidas por la nueva institución –una percepción generalizada de que las instituciones no funcionaban–.

Guadalupe Morfín Otero asume la presidencia en 1997. Su principal activo fue que actuó con independencia y determinación, y con ello mejoró la percepción del trabajo de la CEDHJ. Su gestión hizo del conocimiento público a las autoridades implicadas en quejas por violaciones a los derechos humanos. Su lista la encabezó el Poder Ejecutivo, con 4 mil 247 denuncias, así como la Procuraduría General de Justicia del Estado, con 2 mil 213 quejas. La CEDHJ realizó un trabajo intenso de acercamiento con ONG’s y se articuló una estrategia con una CEDHJ incluyente y contestataria. Guadalupe fue, también, duramente criticada (lo seguirá siendo). Su gestión fue calificada por el sector más conservador de la ciudad, como «una Comisión que defendía más a la delincuencia que pretender ayudar a disminuirla». Morfín pretendió reelegirse, pero se encontró con la oposición de Ramírez Acuña y del sector empresarial mas retrógrada, que le cobró cara la factura de ser independiente, contestataria y más cercana a las ONGs que a los factores de poder de Jalisco.

Para 2002, Carlos Manuel Barba García sustituye a Guadalupe Morfín. Durante la administración de Francisco Ramírez Acuña como gobernador, se dieron las manifestaciones de la Cumbre de 2004 celebradas en Jalisco, en donde se utilizaron las fuerzas de seguridad para disipar la aglomeración, con el triste resultado del encarcelamiento y posterior violación a los derechos humanos de varios de los manifestantes. Este escándalo alcanzó una fama tristemente célebre para Jalisco en el ámbito internacional. Ahí la CEDHJ, encabezada por Barba, se cruzó de brazos y esperó a que el asunto fuera atendido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Así que el paso de Barba por la CEDHJ fue uno gris, de un contraste evidente con su antecesora, en el sentido más negativo. Como resultado, Barba García no logró reelegirse y arribó Felipe Álvarez Cibrián. En enero de 2012, Felipe fue ratificado por 34 de los 40 diputados locales, ante fuertes reclamos y descalificaciones por parte de ONG’s y activistas, debido a señalamientos por ineficiencia y servilismo hacia las cúpulas del poder. La tarea más difícil de la CEDHJ es recuperar credibilidad, utilidad pública e independencia del poder. Dejar de ser la agencia de colocaciones de un partido y acercarse a las ONGs y activistas que defienden los derechos humanos. El trabajo de Alfonso Hernández Barrón indicará si su gestión será de continuidad, o cambio…

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