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Matteo Renzi, Primer Ministro italiano, lanzó una propuesta constitucional que entre las características más importantes suponía disminuir el número de senadores de 315 a 100.  Calificada esta propuesta de anti-establishment, intentó enfrentar los fuertes intereses de los partidos. El intento de reducir el Senado -perdiendo su función legislativa- y transferir poderes al gobierno central de cada región italiana para designar senadores -quedando como cámara de representación territorial sin posibilidad para legislar- fue rechazada contundentemente. Ahora el Primer Ministro anuncia su promesa de separarse del gobierno, tal como se había comprometido si ganaba el “NO”.

Esta derrota se percibe como otro duro golpe a la Comunidad Económica Europea. Inicia con una fuerte sacudida de la bolsa Italiana y se prevé que afectará otras economías, debido a la incertidumbre que generará la renuncia del Primer Ministro. Para comenzar, el Euro retrocede frente al dólar, lo que es signo inequívoco del revés a los intereses comunes de Europa. Las propuestas del Primer Ministro Matteo Renzi, calificadas de populistas, no lograron capitalizar las inercias del Brexit y del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos en esta elección. Por ejemplo, Matteo Salvini, de la Liga del Norte, califica al referéndum italiano como “una victoria del pueblo contra las fuertes potencias de las tres cuartas partes del mundo”. Un dato interesante con el que cerraremos los terremotos electorales ocurridos durante este 2016.

Este nuevo referéndum fue necesario debido a que los cambios a la Constitución, que fueron aprobados por menos de dos terceras partes del parlamento, no fueron bien recibidos por la sociedad italiana. El argumento a favor de las reformas señalaba que ayudarían a dotar de mayor gobernabilidad a Italia, ante los bloqueos políticos entre diputados y senadores en el proceso de creación, modificación y abrogación de leyes. Por lo pronto, este resultado nuevamente inesperado, se suma ya a la larga lista de resultados sorprendentes: Las elecciones en Argentina (con la derrota del peronismo); El fracaso de Podemos en España, que no logró desbancar al PSOE del segundo sitio en el parlamento; El BREXIT, en Reino Unido, donde los jóvenes ganaron el debate, pero perdieron la elección; El proceso de Paz en Colombia, que contra todo pronóstico fue rechazado por los colombianos; Las elecciones en Estados Unidos, donde la diferencia entre voto popular y voto electoral sigue creciendo, para ahondar más en la fractura de un país que parece perder liderazgo ante la comunidad internacional. Para cerrar el año, el inesperado y rotundo no en Italia, de cara a unas reformas constitucionales que aparentemente abonaban a la gobernabilidad. Un año de Resultados contra corriente, que nos llama a la reflexión…

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