El presidente de Estados Unidos consiguió la semana pasada otra de sus muy riesgosas apuestas, ahora dentro de Estados Unidos. El Senado de ese país finalmente designó, con una mayoría muy ajustada, al juez Brett Kavanaugh, como Magistrado en la Corte Suprema.

Con ello, el presidente Trump logra otra de sus arriesgadas y polémicas decisiones. Se puede decir que el presidente republicano superó el último resabio de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría: la crítica situación de Corea del Norte y su creciente e imparable poderío nuclear hoy sujeto a desarme o desnuclearización. Algo impensable todavía hace un año. También logró retirar, mediante una orden ejecutiva, a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico, el más importante legado comercial de Obama y de mayor alcance internacional observado en la historia reciente. Además hizo caso omiso de las advertencias, en incluso las veladas amenazas del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, uno de los hombres que en este momento es considerado como de los más poderosos del mundo -según Forbes-. Finalmente Trump lo desafió respecto del bombardeo a Siria, sin mayores consecuencias hasta ahora.
También desafió a toda la comunidad islámica y árabe, al reconocer a Jerusalén como capital de Israel, justo en un momento en que Estados Unidos acusa diferencias de gran calado debido al ‘terrorismo’. Una afrenta de la mayor relevancia que denota la personalidad del jefe de Estado de la Unión Americana. Donald Trump ignoró, también, los dos más importantes acuerdos multilaterales que rigen políticamente [ONU] al Mundo y económicamente [Organización Mundial de Comercio (OMC)]. Como parte de una costosa e intensa guerra comercial -sin precedentes hasta hoy- impuso aranceles por demás exagerados al acero, aluminio y a la tecnología China, justo a su más importante socio comercial a nivel mundial y que representa la segunda economía más grande del Mundo. Pero Trump, con todo y su discurso beligerante y en no pocas ocasiones ofensivo para los mexicanos, no ha podido ejecutar en todos sus términos dos de sus pretensiones explícitamente comprometidas contra México. La construcción del muro en la frontera, simplemente no avanza.
El Congreso de Estados Unidos no ha destinado los fondos que solicita y su estrategia de hacer pagar a México por el muro, parece cada vez más un discurso, que realidad. El seguro propósito, ese de dinamitar el Tratado de Libre Comercio, con exigencias y acuerdos fuera de la realidad, o incluso, prescindir de él, como lo anunció en muchas otras ocasiones, también se ha disipado. Cambio el nombre de ‘tratado’ por ‘acuerdo’ y modificó algunas de sus condiciones, pero los términos del libre comercio continuarán, a pesar de que él mismo dijo que es el “peor acuerdo de toda la historia para Estados Unidos”… gabtorre@hotmail.com http://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/columna-gabriel-torres-espinoza/mexico-el-fracaso-de-trump