Enrique Alfaro ofreció la semana pasada una rueda de prensa para expresar ideas y decisiones que son motivo de muchas lecturas. Tomó distancia del partido que lo postuló, en el que efectivamente no militó, pero del cual es un líder indiscutible en Jalisco. Antes Convergencia, ahora Movimiento Ciudadano, fue un membrete que no tenía mayor relevancia en Jalisco, pero que debido al liderazgo de Alfaro y los activos políticos sumados por su paso por varios partidos, lo colocó como una opción seductora para la mayoría relativa de los electores. Así se documenta tanto en las elecciones de 2015, como durante el pasado proceso electoral. También subrayó que ésta sería la última elección en la que participaría. Expresión que interpretada literalmente indica que no tendría –por el momento- interés por usar el gobierno para construir una nueva candidatura. Tal vez un deslinde a lo que ya ocurrió con su periodo como presidente municipal de Guadalajara o presidente municipal de Tlajomulco; que en ambos casos se dedicó a construir la candidatura a gobernador.

Ahora bien, ¿los gobiernos deben tener partido? Para contextualizar recordemos que el Partido Nacional Revolucionario, que fue el partido de la élite revolucionaria, nació impulsado desde el gobierno. De ahí que después de 70 años de gobiernos de partido revolucionario, se asuma no sólo natural, sino aparentemente necesario el partido para garantizar la capacidad para ejercer el gobierno. Pero estrictamente analizado, es una verdad de ‘Perogrullo’ (algo evidente u obvio) que el gobierno no debe tener partido.
Que Enrique Alfaro asuma distancia del partido que lo postuló, con el argumento de hacer un gobierno para todos, es, en principio, una idea atinada. Por obvia y evidente, irrefutable. Aunque algunos digan que es de ‘dientes para afuera’, eso está por verse. Los gobiernos representan a una parte de la sociedad, que ofertan una propuesta para gobernar a todos. Pero una vez que sus candidatos pasan a formar parte del gobierno, su responsabilidad ya no es sólo con la parte que los impulsó, sino con toda la población que está bajo la autoridad del gobierno. El gobernador, en tanto titular del Poder Ejecutivo, debe interactuar con los dos poderes restantes (Legislativo y Judicial), y los dos ámbitos del gobierno (federal y municipal), no sólo desde la visión estrecha de un partido, sino desde la amplitud por atender el interés general de las diversas expresiones de la sociedad.
El animal político apuesta fuerte si realiza explícitamente lo que la semana pasada se consignó. El propósito de renunciar a ser el líder de un partido con el que obtuvo apenas el 39% de los votos, sería para trabajar en erigirse como el gobernador de diversas corrientes con representación política. Una decisión para colocarse por encima de los partidos, mediante una coalición amplia de gobierno (con el intento explícito de reconstruir con Morena). Terminaron las campañas y con ello los compromisos y alianzas electorales. Viene ahora el tiempo de los acuerdos para alcanzar la máxima gobernabilidad de Jalisco.
Una manera de entender la decisión de Alfaro, es por su insaciable ambición, su hiperactividad, así como su escasa identidad a grupos o instituciones. Las ‘geografías ideológicas’ no van con él. Las militancias y lealtades partidistas son cosa de su pasado, que riñen con el futuro al que aspira. Su Movimiento, llegó el tiempo que dejó de ser Ciudadano… Ahora se moverá por sus alianzas para fortalecer un gobierno de ‘amplio espectro’. Uno en donde acopla cualquier partido o coalición. En síntesis, ¡a su impredecible pragmatismo! Tiempo para cimentar pactos, construir mayorías y alinear fuerzas en las causas que él impulsa, ahora desde el poder amplio de un gobierno sin partido. Fuera de Jalisco, MC no tiene la menor incidencia. Dentro de Jalisco, MC sería un chaleco de fuerza que lo limitaría. Enrique Alfaro no reconoce ataduras, deudas, compromisos o lealtades que le resten. Tampoco carga con gente que no haga compromiso con él. Básicamente, estará ahora sin el sello de MC, abierto a lo que convenga, dispuesto a lo que le funcione, dueño absoluto de su circunstancia y abierto a todas, todas las posibilidades… gabtorre@hotmail.com