Con la detención del Sr. N, apodado “la pistola”, quedaron en evidencia sus relaciones, amistades y afinidades políticas. Pero como en Jalisco los políticos son unas blancas palomas, todos naturalmente coinciden en algo: no sabían a qué se dedicaba, ni de dónde obtenía todo ese dinero. Pobres políticos incautos, tan desinformados siempre, que son engañados con la verdad, esa que también conocían, pero ignoraban porque es más cómodo arreglarse con estos sujetos y recibir los “beneficios” de mirar de lado, cuando se habla del origen y legalidad de sus recursos. Le corrían todo tipo de atenciones, le dispensaban favores (ajá, a cambio de nada), pero nunca supieron, ni sospecharon las actividades del Sr. N, apodado “la pistola”.

Hay políticos de todos los partidos que, por supuesto, sabían quién era el sujeto y que, por decir lo menos, obtenían dinero de dudosa procedencia. Pero a la gorra no hay quien corra. Así que funcionarios de todos los partidos dieron trato y gestión, justicia y gracia, al hoy señalado como operador financiero del cártel más poderoso del mundo. Todos engañados actuaron como la misma madre Teresa de Calcuta, en esa infinita bondad que les caracteriza para realizar favores a cambio de nada, de nada… Naturalmente que hoy, ante la gravedad de los hechos que le imputan al Sr. N, nadie aceptará una relación, como la que sostenían con interés, especial atención y naturalidad.

Hay uno, el de mayor jerarquía, que no puede negar lo evidente, lo que era por todos conocido, y lo que en decenas de veces se confirmó en visitas a las oficias del gobierno de Jalisco, donde “la pistola” tuvo derecho de picaporte para realizar todo tipo de gestiones y negocios, con el trato preferencial que se le dispensa a un cómplice. Si en realidad se hará una investigación, Emilio González Márquez es el primero que debe ser llamado a declarar. No hay forma que el ex gobernador de Jalisco desconociera por completo las actividades de su protegido, ni hay manera que acredite que ese trato preferencial no se debía a la relación de complicidad que sostuvo, para hacer… y recibir muchos favore$.

Más allá del oportunismo, está el hecho, que es justamente eso. El que fungió como gobernador de Jalisco –y ya no tiene fuero- fue la relación acreditada de más alto nivel que el hoy acusado tuvo en el gobierno de Jalisco. Una relación familiar que inició décadas atrás, por un sonado asalto a un banco, y que a la postre resultó muy útil en el gobierno de Jalisco para operar todo tipo de arreglos y negocios con el bajo mundo. Tal vez quien lo introdujo también con otros políticos que hoy gozan de mejor futuro. No sería extraño que, a estas alturas, los dos hombres fuertes de la política de 2006 a 2012 se encontraran ya prófugos…