Mientras a nivel nacional se tejen frentes y coaliciones, en Jalisco las principales fuerzas políticas parecen rechazar esa posibilidad. Enrique Alfaro decidió que va sólo en su contienda por la gubernatura. No aceptó una posible colación con el PAN, ni con el PRD en la competencia por la gubernatura. Por su parte, el pasado 15 de diciembre, Acción Nacional anunció que tendrá “candidatos propios para todos los cargos de elección popular en disputa”. De esta forma, el PAN no acepta una posible alianza con MC y PRD para diputados y presidentes municipales.

Le decisión de Alfaro se basa en las mediciones de intención del voto que registra hasta ahora. Debe calcular que no necesita al PAN y al PRD para ganar la elección a gobernador. Incluso, que la carga negativa de ambos podría colocarle en problemas si los suma a una coalición. Mientras que la decisión del PAN, en buena medida corresponde a otros dos factores. Primero, a la candidatura de unidad a gobernador que resolvió el PRI, que tampoco llevará al PVEM en coalición. De entrada, el tricolor parece haber renunciado a 250 o 300 mil votos, al sospechosamente negarse a postular a su candidato electoralmente más rentable.

Los panistas dicen ver ahí una ventana de oportunidad para recuperar porcentaje de votación (y diputados proporcionales), ahora que el partido en el gobierno compite con una candidatura testimonial. La segunda razón del PAN corresponde a las gestiones que se hacen desde palacio de gobierno, para que el PAN no incline la balanza en dónde no hay pacto y sí habrá competencia: en la elección por diputados y presidentes municipales. Si el PAN hubiese seguido la inercia del frente nacional encabezado por Ricardo Anaya, seguramente una coalición en Jalisco hubiese resultado aplastadora.

Eso explica, también, que el Albiazul votara el jueves pasado en bloque con el PRI en el Congreso para tratar de designar a un fiscal anticorrupción a modo del gobierno, así como el intento fallido por designar a un aspirante a Magistrado cercano mucho más al PRI que al PAN (Roberto de la Torre González, actualmente Juez Sexto Mercantil, a instancias de Mario Pizano y ex relator con ¡Armando García Estrada!). Es conocido que en la cultura de vivir de las migajas, algunos legisladores del PAN solicitan fuertes sumas de dinero a ciertos aspirantes para promoverlos como magistrados y jueces. Literalmente, venden al mejor postor la cuota de poder que les reparten. Quienes ahora tienen dinero para comprar esos jueces y magistrados, son quienes están en el Ejecutivo… Así que en los dos cargos donde no pudo resolverse la totalidad del Sistema Anticorrupción, son justamente, donde el PAN y el PRI votaron juntos para colocar gente a modo del gobierno. De la independencia del nuevo Fiscal Anticorrupción, dependerá también si el ‘sistema’ tendrá o no alguna utilidad real.

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