El pasado 20 de febrero, El Informador publicó una nota donde Julio Acevedo, presidente del Fideicomiso de Ciudad Creativa Digital (CCD), señaló que “se han invertido 31 millones 350 mil pesos entre 2016 y 2017 para respaldar convocatorias para estimular a las industrias creativas” de Jalisco. Nada más falso. Lo que sí se le dio al talento creativo jalisciense fueron ¡apenas cuatro millones de pesos en lapso de cuatro años, mediante dos convocatorias de dos millones de pesos cada una! Aun, suponiendo sin conceder, que fueran 31 millones de pesos los otorgados a las industrias creativas, tal monto no tendría justificación alguna en la medida de que, para la construcción del primer edificio se han destinado poco más de 322 millones de pesos (mdp). Lo anterior motiva a cuestionarnos: ¿es Ciudad Creativa Digital, o Ciudad Inmobiliaria Digital?

Sin embargo, el Gobernador sigue empecinado en decir que Jalisco es ‘Capital de la Innovación’, una afirmación que, desde luego, no tiene el más mínimo sustento. Curiosamente, el 19 de febrero pasado, en su Facebook, el Titular del Ejecutivo publicó una nota de El País que –con la intención de presumir el proyecto JalisConnect– refuta esta alegre idea. El harakiri es tal, que, el diario español, enfatiza en el primer párrafo de su nota: “Guadalajara hace tiempo que se define como el Silicon Valley del sur. Una etiqueta que tiene más de aspiración y meta, que de realidad” [liga: goo.gl/GYLL8V]. Más claro, ni el agua.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), citando a uno de los mayores exponentes en materia de industrias creativas, el británico John Howkins, señala que ésta “comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual: arquitectura, artes visuales y escénicas, cine, diseño editorial, investigación y desarrollo, juegos, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos”. Un concepto que, sin lugar a dudas, contrasta diametralmente con el que el Gobierno del Estado tiene, ya que, a la luz de los hechos, entiende a las industrias creativas como el proceso de megafusión de ladrillos, concreto y mezcla para construir edificios.

Pero, en los hechos, ¿Qué es hasta ahora Ciudad Creativa Digital (CCD)? 1) el regreso de 30 mdp al Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), por parte del Fideicomiso de CCD. Ello, porque, en 2014 se le entregaron estos recursos con el fin de invertirlos en proyectos creativos de Jalisco pero, al no existir evidencia de su uso y destino, se exigió su devolución; 2) el cuestionable Fondo de Capital de Riesgo ‘CCD Ventures’, que destinó 37 mpd a tres proyectos que –OJO– nada tienen que ver con las industrias creativas: el caso más absurdo fue el de la empresa ‘Plántica’, que se dedicaba a la instalación de muros y azoteas verdes (¿?), pero que recibió 6.8 millones de pesos; y 3) el oscuro antecedente de 163 mdp en irregularidades detectadas por la ‘Auditoría Superior de la Federación’ a CCD, por obras –para su primer edificio– que fueron pagadas y no ejecutadas. De manera lamentable, la única creatividad que acredita el proyecto de Ciudad Creativa Digital es su poderosísima capacidad para disuadir el talento y sacarle tremendos ‘moche’ a edificios. Acaso, es por ello que ¿CCD está pensada en términos inmobiliarios [a lo que se le puede sacar cuantiosos ‘moches’] y no en apoyo y/o inversión para el talento creativo [donde es nulo el ‘moche’]?

Por otro lado, resulta de la mayor importancia enfatizar que el talento creativo, en cualquier parte del Mundo, lo último que pide, es una oficina para poder innovar. Lo único que se necesita, para tales efectos, es: talento y capacitación; adecuados softwares e incentivos fiscales. Al respecto conviene citar el ejemplar caso de Apple, y su desmitificado inicio en un garaje California, E.E.U.U. Si bien es cierto, Steve Wozniak –junto con Steve Jobs, fundadores de Apple– señaló que la historia del garaje es una leyenda urbana, la verdadera es aún más simple y llana. Sobre sus trabajos para crear la primera computadora personal señaló: “empecé a diseñar con un lápiz y un papel mi primer ordenador. Eso sí, ese primero me llevó años” y sobre el garaje espetó “Es una historia inventada. Steve Jobs creó su parte del negocio en su habitación. El garaje éramos nosotros” [El País; 7/Oct/2015]. Con relación a ello, es preciso subrayar que la paradigmática ciudad, conocida como Silicon Valley, en California, E.E.U.U., no antecedió al talento: ésta fue posterior al talento creativo ahí suscitado. Aquí, la fórmula de aquella entelequia llamada como ‘Capital de la Innovación’, no sólo está de cabeza: considera que primero son los edificios, y después, quizá, sólo quizá, viene el apoyo al talento. A eso se le llama coloquialmente “poner la carreta delante de los bueyes”.

No obstante, si algo hay que reconocerle al Gobernador de Jalisco es capacidad para escuchar y tomar acuerdos con ella, aunque CCD sigue siendo la excepción a esta regla. ¿Por qué visitar a universidades de la Ive League y ser informado del menudo descubrimiento de que “las tecnologías y en particular, la realidad virtual, puede resolver problemas cotidianos” [el 15 de febrero, en su Facebook, señaló que esto le “demostraron” en la Universidad de Stanford]? Los estudiantes de Stanford University le descubrieron el ‘agua tibia’ al Gobernador, en tiempos en que el CERN, de Suiza, simula escenarios homogéneos al inicio del universo (Big Bang). El Gobernador, antes de ir a conocer tan ‘inimaginables’ novedades de la ciencia a Estados Unidos, y atraer el talento creativo de cualquier parte del Mundo, menos de Jalisco, debe saber que las industrias creativas jaliscienses han trabajado para Warner Bros., Android, Apple, HP, Discovery, Cartoon Network y han sido galardonadas en el Festival de Cannes y de Cine Latino HBO, por mencionar tan sólo unos ejemplos. ¿Malinchismo político, acaso? Gobernador, ¿por qué no se sienta y charla con el talento creativo de Jalisco, y no sólo con el de Estados Unidos?

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