Esta semana cerró el grupo de evaluaciones hechas por Mural. El Presidente Municipal peor evaluado de la Zona Metropolitana de Guadalajara, fue el único priista, Sergio Chávez. No obstante ese hecho, que lo es, parece nublado por lo que ya se percibía… pero para muchos que hacen periodismo militante resultó una sorpresa. Pues bien, todos los municipios gobernados por MC pasan la evaluación sin llegar a una calificación de siete.

Foto: Facebook Enrique Alfaro

Foto: Facebook Enrique Alfaro

Pero el dato elocuente es que de entre cuatro presidentes municipales del partido naranja, el de la evaluación más baja fue justamente Enrique Alfaro. El hecho -que también lo es- tiene valor periodístico porque es justamente Alfaro quien aspira a ser gobernador de Jalisco, quien es el líder indiscutible e incuestionable del partido en el que no milita, y encabeza la expresión política que hoy se aloja en las siglas de MC.

Porque hace punta como presidente de la capital de Jalisco, y en las pasadas elecciones, buena parte del efecto naranja que ayudó a ganar a otros candidatos estuvo relacionado con los niveles altísimos de aceptación que registró Alfaro en todas las encuestas, y el efecto arrastre que ocurrió como consecuencia. ¿Qué ocurrió?

Hasta antes de esta encuesta, toda señal de que las cosas no son percibidas de buena forma por sus otrora votantes, han recibido la más iracunda descalificación, acompañada de esa sutil amenaza que ha hecho muy suya el presidente municipal: “nos vemos en el 2018”. Están conmigo, o en mi contra. Para el Ingeniero Alfaro no hay medias tintas, ni grises posibles: militas en su causa (ayudarle a conseguir el poder en alianza con quien sea, como sea y de la forma que sea, además sin cuestionar nada) o están en contra de cambiar la historia, de la justicia, de la honradez y del cambio político, que, afirma, sólo él representa.

Pero para quienes su trabajo es el periodismo, esta disyuntiva es inaceptable, y poco a poco quedan clasificados en su lista negra de quiénes se negaron a ser parte de su proyecto político. De esta forma, el carismático político emergente ha transformado la percepción sobre él en apenas un año.

Los ejemplos sobran. Es implacable para hacer valer la ley contra comerciantes ambulantes (lo cual está muy bien), pero insultantemente condescendiente para “regularizar” todas las edificaciones ilegales en la ciudad, para lo cual creó un reglamento para cobrar una multa simbólica y autorizar todos los metros, pisos y lugares en que ilegalmente han construido los que siempre se han mantenido impunes en la construcción de lo que se les pega la gana, sin autoridad o ley que los pueda meter en cintura.

ALFARO, COMO POLÍTICO, SE EMPEÑA EN CULTIVAR UNA IMAGEN PROCLIVE AL CONFLICTO A LA MENOR PROVOCACIÓN.

Tal vez, para sumarte si infunde el miedo necesario. Siempre dispuesto a la declaración estridente, temeraria… En papel de oposición, aunque ya encabeza un gobierno. Descuidado de los servicios municipales básicos –que son su obligación-, pero ocupado en alimentar las diatribas y desencuentros con cualquier voz crítica o diferente a la suya. En todo, todo, tiene él siempre la razón.

Los números son fríos y son los únicos que en su esquema de pragmatismo total le hacen reflexionar… En los próximos meses tendrá mucho que pensar, y tiene aún suficiente tiempo para demostrar que puede ser un mejor