Imagen: Disidentia

El viernes pasado fue asesinado el general iraní Qasem Soleimani, el segundo hombre más importante de este país, por órdenes del presidente Donald Trump. Irán reaccionó inmediatamente y prometió una “venganza severa”. La interrogante no es si habrá o no una reacción por parte de Irán; sino más bien dónde, cuándo y de qué magnitud. El advenimiento de una Tercera Guerra Mundial (TGM) se convirtió en tendencia en redes sociales la semana pasada. Una Guerra Mundial –para poder ser catalogada como tal– necesita de la participación, dividida en dos grandes ejes, de un amplio número de países considerados como potencias militares radicados en todos los continentes, o por lo menos, en la mayoría de estos. Sin embargo, en el radar bélico de este conflicto, la participación franca, abierta e ineluctable del poderío militar de Rusia y/o China [dos de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, además de Inglaterra, Francia y Estados Unidos] es inexistente; en el mejor de los casos, podría ser –como hasta ahora– subrepticia, ínfima y ambigua la injerencia de Rusia –sin repuntar más allá de lo hasta ahora visto–. 

Las grandes potencias militares y nucleares, anti norteamericanas, como son Rusia, China, Corea del Norte e Irán, no comparten intereses económico-políticos, no son siquiera en buena medida interdependientes, mucho menos tienen una ideología política común, ni el vestigio de un denominador común en lo cultural. A contrario sensu, Inglaterra, Francia y Estados Unidos tienen una simbiosis de intereses político-económicos que resulta ineludible, pero sobre todo, por lo menos en las últimas décadas, una línea de intereses y objetivos bélicos prácticamente homogéneos. Hay que decirlo también, el libre mercado y el capitalismo global, ha amainado al máximo puntos de fricción irreconciliables entre los países más poderosos: la mejor prueba de ello es la Unión Europea, que pacificó el epicentro de las dos Guerras Mundiales. Por otro lado, la distancia geográfica, entre Irán y nuestro país vecino del Norte, inhabilita prácticamente al país musulmán para llevar a cabo una guerra directa y transcontinental con Estados Unidos.
 
 
Entonces, ¿qué sí puede ocurrir? La reacción militar de Irán podría tener como objetivos las bases militares y diplomáticas de Estados Unidos en la región, incluso el ataque armado a  importantísimos países aliados de la Unión Americana en esta zona como lo son Israel o Arabia Saudita. Recientemente, al preguntársele al presidente ruso, Vladimir Putin, si habría una TGM en una entrevista, mencionó: “Aquí podemos recordar a Einstein, quien dijo ‘no sé con qué armas se combatirá la TGM, pero la Cuarta Guerra Mundial se peleará con palos y piedras’ (…). Después de la Segunda Gran Guerra, hemos vivido en un mundo relativamente pacífico, ‘relativamente’ –enfatiza e insiste–. Constantemente estallan guerras regionales (…) pero no hubo conflictos globales. ¿Por qué? Porque a nivel mundial, entre las principales potencias militares se ha entablado una paridad estratégica. El temor al exterminio mutuo ha contenido a las potencias a la hora de llevar a cabo movimientos bruscos y eso los ha obligado a tenerse respeto mutuo”.  

 
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