Nuestra entidad no sólo es un ícono emblemático y símbolo identitario de la mexicanidad: es el epicentro cultural del mariachi, la charrería y el tequila. A su vez, Guadalajara, en la última década, ha pasado a convertirseen la ‘Capital de la Innovación’ de México, por ser seleccionada como sede del proyecto federal Ciudad Creativa Digital y por posicionarse como el hub creativo por excelencia de aquello que se conoce como la ‘economía naranja’ —término alusivo a las industrias basadas en la cultura, la creatividad, la innovación y la propiedad intelectual, y que tienen como distintivo el color del fuego (naranja) por ser el más importante invento tecnológico del hombre—.
Lo anterior no se trata de un asunto descabellado ni es una imaginaria invención derivada de una perorata política: la capital tapatía, se ostenta, desde 2015, como la primera ‘Smart City’ declarada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y, de igual forma, desde 2017, es considerada ‘Ciudad Creativa’ por la Unesco. Además, para numerosos expertos en la materia, es también la ‘Capital Cultural de México y América Latina’, por: la Feria Internacional del Libro de Guadalajara —la segunda más importante del Orbe y la más relevante de habla hispana—; el Festival Internacional del Cine en Guadalajara; el Centro Cultural Universitario; el Conjunto Santander de Artes Escénicas,y un largo etcétera.
De forma que estos activos acumuladosconstituyeronargumentos de especial importancia, para que, a designación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Guadalajara se convierta, a partir del próximo 23 de abril —Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor—, en la Capital Mundial del Libro (2022-2023), para así ser la vigésimo segunda ciudad (desde 2001) en ostentar este título a nivel global [otras urbes distinguidas han sido, por ejemplo, Atenas, Alejandría, Montreal, etc.], así como la cuarta de habla hispana y la tercera del continente americano [Madrid, Bogotá y Buenos Aires].
De forma que, durante el siguiente año, se llevará a cabo un robusto programa de más de dos mil actividades relacionadas con el libro, la lectura y la cultura —entre las que destaca la reapertura del Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, así como la restauración del Museo de la Ciudad y del Museo de Arte Raúl Anguiano—, a efectos de promover la «cultura de la paz» —principal objetivo perseguido por la Unesco, con motivo de esta designación, según se argumentó—.
Es importante destacar que, según INEGI, mientras un mexicano lee, en promedio, 3.7 libros anualmente; un jalisciense lee 4.7 tantos—aún por debajo de los siete libros que leen los españoles al año, o de los 12 que se leen los alemanes; pero, también, por encima de los 1.2, 2.7 y 4 que se leen en Perú, Colombia y Brasil respectivamente—. Asimismo, conviene subrayar que el Área Metropolitana de Guadalajara cuenta con 1.36 bibliotecas por cada 100 mil habitantes —una tasa poco superior a las 1.1 y 1.3 que registran Hong Kong y Shangai, respectivamente; y, también, poco inferior a las 1.4 y 1.5 de Roma y Madrid—.
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