Imagen/Vanguardia
Para entender el evidente desagrado de Enrique Alfaro ante el destape, aquí aplica la frase zapatista que dice: “la tierra es de quien la trabaja”
Entre cervezas, botanas y un refuerzo del cinismo el gobernador de Nuevo León, Samuel García, ‘destapó’ (“entrega la estafeta”, dijo) en Movimiento Ciudadano al ‘nuevo’, representante de lo ‘viejo’. Ofreció “todo su apoyo” y “el de su esposa”. Para este gobernador la política es más un espectáculo que un medio para el cambio social y político. Simboliza la personalización anémica de esos que dicen encabezar el ‘relevo generacional’ (los ‘nuevos’ representantes de lo ‘viejo’), basados en la reducción excesiva de los problemas complejos y la simplificación absurda de la realidad. Una suerte de auto pretendida revelación de luminosidad política, que busca con desespero el momento fugaz para el asombro, situado en el pináculo de la frivolidad, sin principio político activo que guíe su impulsiva y errática conducta.
Con su singular tono ‘cursi’, mediante un video en redes sociales intentó explicar con trivialidad problemas de difícil abordaje, como la postulación de la candidatura presidencial en Movimiento Ciudadano, al punto del autoengaño: que ellos ‘representan a los jóvenes’. Muy escaso en referentes políticos y filosóficos hizo gala de su futilidad argumentativa, para intentar producir un efecto ‘terapéutico’ a una militancia agobiada por las pifias provocadas por él mismo y su dirigencia nacional. Frases pendencieras, inertes en significado, modularon las confusas elucidaciones de Samuel. Superficial para ganar atención o desviar la crítica, enfocado en supersonalidad, el escándalo o la imagen, en detrimento de la sustancia, la razón o el conocimiento. Al fin, fosfo, fosfo. En síntesis, la mentira política se usó para pretender dotar de alivio a la militancia defraudada por Samuel.
Pero desde Jalisco respondió con argumentos políticos el primer gobernador que ganó el estado para MC, la mayoría del Congreso local en dos ocasiones, el Senado y la mayoría de los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Esa entidad que representa el tercer lugar nacional en cuanto al número de electores registrados. Enrique Alfaro expresó en su cuenta ‘X’ (antes Twitter) que “quienes usan la idea de lo nuevo para disfrazar lo absurdo, los que nos metieron en el callejón de la banalidad «nunca mejor descrito», el callejón de la no política, no son los líderes de este proyecto ni mucho menos del movimiento social que construimos en Jalisco”. Reprochó a Samuel García, gobernador de Nuevo León y fallido candidato presidencial, que en su video “se asumía como líder de nuestro movimiento y nos dictaba instrucciones sobre el camino a seguir”.
Para entender el evidente desagrado de Alfaro, aquí aplica la frase zapatista que dice: “la tierra es de quien la trabaja”. Los activos que se asocian en Jalisco a MC, corresponden al ‘alfarismo’, no a Dante Delgado, ni mucho menos a Samuel García. El reclamo del gobernador de Jalisco es fundado y denota la idea de que aquellos que cultivan ‘la tierra’ (los votos y los activos políticos), tienen un derecho más legítimo a ella, respecto de aquellos que ‘simplemente’ la ostentan (la presumen desde una dirigencia nacional). Los activos del ‘alfarismo’, interpela el gobernador, corresponden a quienes los han construido. En ello, resulta obvio, no lleva mano Samuel García.
Ya decía Reyes Heroles, “seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo”. Samuel García y Dante Delgado subestimaron con la forma (el destape desde Nuevo León), al todavía líder del ‘alfarismo’ en Jalisco. Desde Jalisco se solicita más responsabilidad política y menos marketing, especialmente en el procesamiento de una candidatura presidencial. De forma que Alfaro confiesa que le da “mucha pena todo lo que ha pasado porque le tengo un enorme cariño a este proyecto y a su gente, y porque creo haber sido parte importante de la construcción de lo que hoy están destruyendo”. Pero recuerda, que afortunadamente, “en Jalisco las cosas son distintas”.
Y bien, ¿cómo van a ser ‘distintas’ las cosas en Jalisco?, ¿qué acciones emprenderá de cara a la decisión de la dirigencia nacional de MC?, es lo que está por saberse. Pero, no hay que perderlo de vista, el uso del desacuerdo de manera estratégica, es una habilidad de Alfaro.
https://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/con-pies-de-plomo/mc-el-callejon-de-la-banalidad