No existen datos contundentes que afirmen una “hegemonía” del consumo o contenido bajo demanda. De acuerdo con Ericsson, el contenido bajo demanda, esto es, el ‘no lineal’, representa el 50% del consumo del contenido audiovisual total. Esto quiere decir que, el otro 50% del consumo de contenido audiovisual, tiene que ver con aquel que es difundido en vivo o en directo, esto es, de manera ‘lineal’, mismo que se oferta tanto en la televisión tradicional (comercial, abierta y de pago) como en la multidifusión digital, ya sea en plataformas de streaming con los deportes (ESPN y FOX Sports, Disney) y también con difusiones de live streaming (en vivo o en directo) en redes sociales, como Facebook, Youtube, Twitter, y TikTok. Los debates entre candidatos, sobre todo presidenciales; las justas deportivas (como el Super Bowl, el Mundial de Futbol, etc.); o la cobertura de acontecimientos noticiosos de gran relevancia social, sostiene predilección importante como consumo el lineal, es decir, que es en ‘vivo’ o en ‘directo’.

Reed Hasting, el CEO de Netflix, afirmó hace algún par de años, cuando eran una plataforma digital de streaming – hegemónica, que la única competencia o escollo (dificultad) visible que tenían frente a sí, era “el sueño” de las personas. Es decir, que sus suscriptores podrían llegar a consumir una infinidad de contenidos dispuestos en su cartelera o catálogo audiovisual. Frente a esto, se dio un nuevo fenómeno de consumo audiovisual: el ‘atracón televisivo’, que refiere al hecho de consumir tan solo una Temporada de una Serie de Televisión, en 14, 16 o 24 horas o fin de semana, castigando el sueño de la audiencia ante la avidez por terminar de ver la serie.

No obstante, hoy se reconocen nuevos desafíos: i) el intercambio de contraseñas para consumir video en las OTT [de acuerdo con diversos estudios, aproximadamente, el 50% de los suscriptores a una OTT lo hacen (El País, 2023)]; ii) la dificultad creciente de aumentar con ritmo acelerado su número de abonados; iii) asegurar la fidelidad de los suscriptores, puesto que, ahora, buena parte de sus consumidores intercalan las suscripciones a diversas OTT, cada mes, y regresan a ella cuando se ha estrenado una serie o contenido de su interés [de acuerdo con diversos estudios, aproximadamente, un 35% de los usuarios de OTT lo hacen de manera frecuente (El Mundo: 2023)]; iv) la competencia de una variedad de plataformas OTT en el mercado; y v) y además, cómo todo ello, impacta en la manera de financiar grandes producciones audiovisuales, en formato de series de televisión y largometrajes, con prácticamente el mismo presupuesto.

Obsérvese que la serie más costosa de Netflix, The Crown, biográfica de la Reina Isabel, tuvo un costo de producción de 13 millones de dólares ¡cada capítulo! Algo parecido ocurrió con Juego de Tronos, que registró un costo de producción 15 millones de dólares cada capítulo. No obstante, como se ha dicho en numerosos programas y revistas, el “rey” en la era digital del audiovisual, sigue siendo el contenido. Para competir en un multiverso de contenidos y plataformas audiovisuales de streaming y OTT, se necesitan de mejores producciones, lo que se traduce en mayores inversiones, que dan dado como resultado que el gran beneficiado sea el consumidor audiovisual. Esto, porque ahora el elemento diferenciador, o bien, la ventaja competitiva de una plataforma de OTT, es el “contenido exclusivo” como señala PWC. La exclusividad desempeña un papel importante para ayudar a las OTTs a atraer audiencia a sus plataformas de streaming.

Debe advertirse que, de acuerdo con PWC, todas las plataformas OTT, el año pasado (2022), gastaron 230 mil millones de dólares en producciones y compras de licencias y derechos de transmisión (deportes). Tan solo Netflix y Disney prevén gastar, cada una, 20 mil millones este año (2023), en producciones, compra de licencias de contenidos y derechos de transmisión únicamente para sus plataformas OTT. Respecto del modelo de negocio de las OTT, varios estudiosos en la materia, señalan que todo apunta a la tendencia a la ‘mega fusión’ de servicios de streaming o digitales OTT para llegar a una suscripción a una ‘super plataforma’ que reúna varios una diversidad más amplia en su oferta.

https://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/con-pies-de-plomo/superado-el-modelo-de-television-en-vivo