El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, señaló que el país está «en guerra» tras los ataques de ‘Hamas’. Documenta CNN: “el ataque de este sábado se produce en el 50º aniversario de la guerra de 1973, en la que los estados árabes atacaron Israel en Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío”.

El surgimiento de un nuevo orden mundial da cuenta de que el odio y el extremismo ideológico figuran prominentemente. Estos elementos, alentados por la polarización y la difusión de información manipulada, tienen consecuencias profundas en la cohesión social, la estabilidad política y la paz global. El odio y el extremismo han logrado que algunas de las sociedades se fragmenten. Las diferencias ideológicas ya no son simples desacuerdos, sino barreras insalvables que dividen comunidades, familias y naciones. Estas divisiones minan el tejido social, anulando el diálogo, la tolerancia y la cooperación.

Ahora bien, el extremismo ideológico actúa ya como catalizador para el surgimiento de grupos terroristas. Estos grupos, alimentados por el odio, justifican la violencia como medio para lograr sus objetivos, cegando vidas inocentes y minando la estabilidad de naciones enteras.La propagación del odio y la desconfianza son aprovechadas por líderes autoritarios, genocidas, para consolidar poder. Al demonizar a «otros», estos líderes pueden justificar medidas represivas de gran horror, como las que hemos visto entre Israel y Palestina.

En un mundo interconectado, la cooperación internacional es esencial. Sin embargo, el extremismo y el odio dificultan la diplomacia y el trabajo conjunto, ya que las naciones se retraen a posiciones intransigentes, basadas en ideologías rígidas y fundamentalismos religiosos. El odio y el extremismo a menudo se alimentan de desinformación. Las plataformas de redes sociales hoy amplifican estos discursos extremos cargados demedias verdades, falsedades, y consignas, creando ‘cámaras de eco’ donde las personas solo escuchan opiniones que refuerzan sus prejuicios.

En este nuevo orden mundial, donde las amenazas son globales y los desafíos comunes, es más esencial que nunca trabajar juntos para superar las divisiones y construir una convivencia más inclusiva, civilizada y pacífica.

https://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/con-pies-de-plomo/las-camaras-de-eco-de-la-guerra