En la amplia mayoría de las encuestas publicadas, el candidato de ‘Libertad Avanza’, Javier Milei, encabezó las preferencias en Argentina. No obstante, los resultados electorales volvieron a ‘sorprender’ a quienes les queman incienso a las encuestas y las perciben (y venden) como estudios de prospectiva. Es decir, como estudios elaborados para determinar quién va a ganar. Es un hecho que Argentina celebrará el “balotaje” o “ballotage” (segunda vuelta) el próximo 19 de noviembre, pues contra todos los pronósticos de las encuestas pre electorales, los votos indicaron lo contrario: que el candidato del oficialismo, Sergio Massa, postulado por la ‘Unión por la Patria’, aventaja con poco más de 6 puntos porcentuales (36.21%) respecto de Javier Milei, con apenas el 30.24% de los votos.
Ya antes las encuestas dadas a conocer erraron rotundamente. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 2015 en Argentina. Las encuestas pre-electorales daban por ganador a Daniel Scioli, en primera vuelta. Sin embargo, Mauricio Macri logró forzar un balotaje y se consagró como presidente, venciendo en la segunda vuelta. Las encuestas pre-electorales no lograron captar el cambio de ánimo del electorado. También ocurrió en 2019. Las elecciones primarias dieron un resultado contundente en favor de la fórmula Fernández-Fernández, con una diferencia mucho mayor a la esperada por la mayoría de las encuestadoras. Las encuestas no detectaron el descontento económico y la unificación del voto opositor.
Esa ‘sorpresa’ ocurre, básicamente porque las encuestas electorales, por su naturaleza, no son estudios de prospectiva. Su objetivo es medir un momento determinado de la intención de voto. Las encuestas reflejan un «instante» en el tiempo y son una «fotografía» de las opiniones y preferencias ¡del momento en que se realizan! Se basan en técnicas estadísticas y muestreos representativos para recoger y analizar datos, y están sujetas a márgenes de error, por lo que pueden verse afectadas por sesgos en el muestreo, la redacción de las preguntas, entre otras variables. Las encuestas sólo son una medida del presente, con la esperanza de que esta «fotografía instantánea» sea indicativa del futuro cercano, como el día de las elecciones. Nada más que eso.