El triunfo de Javier Milei en Argentina, por aproximadamente 12 puntos porcentuales, ocurre a pesar de poseer solo tres años de carrera política. Un suceso sin precedentes en la historia del país albiceleste. Milei mantuvo una postura radical hacia la clase política tradicional, y con ello forjó un proyecto antisistema para un país hundido en crisis económicas recurrentes, contradicciones políticas, decepciones sociales y una creciente disparidad social.
Caballo que alcanza, gana. En las elecciones primarias, Milei obtuvo el 30% de los votos, lo que fue un indicio de su notoriedad en progreso. Milei logró revertir sus condiciones rumbo a la segunda vuelta, debido a efectivas alianzas, como sucede con el ‘ballotage’. Críticas inusitadas e implacables al ‘establishment’ político argentino, propuestas económicas extremistas y la eminente habilidad para polarizar, movilizar y atraer la atención, resultaron una fórmula devastadora para un ‘peronismo’ anquilosado en el clientelismo y las estructuras. Categórica y disruptivamente, el corporativismo fue derrotado.
Tal vez, los aliados más importantes de Milei en Argentina fueron: 1) Una inflación muy elevada, con una tasa acumulada cercana al 100% en 2022. 2) La existencia de múltiples tipos de cambio y una trampa cambiaria que creó un escenario complejo para el funcionamiento de la economía. 3) Un panorama económico internacional sumamente complejo, marcado por la pérdida de reservas del Banco Central Argentino, restricciones en la salida de divisas para importaciones, mientras se disparaba la inflación. 4) Una de las sequías más implacables que redujo significativamente las exportaciones del sector agroindustrial.
Se calculó una disminución de los ingresos de divisas al país por 1,198 millones de dólares, en comparación con 2021, debido -entre otros factores- a la afectación en las cosechas. 5) Argentina también enfrentó un aumento en el empleo informal, estimado en más del 47%, y un crecimiento significativo en la relación deuda/PBI, que superó el 70%.
Los problemas económicos internos, la inestabilidad política del gobierno y las condiciones económicas globales desfavorables, empujaron una expectativa de cambio radical, que Milei supo encabezar con un discurso antisistema.
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