Ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez y Reynosa, podrían convertirse en focos de tensión social

La promesa de Donald Trump de implementar una política de deportaciones masivas, respaldada por la declaración de una emergencia nacional, anticipa una intensificación de la presión migratoria sobre México. El uso de recursos del Pentágono para expandir espacios de detención y fortalecer el control en la frontera representa un desafío logístico y humanitario para las autoridades mexicanas. Especialmente considerando que nuestro país ya enfrenta una crisis migratoria derivada de la movilidad de personas de Centro y Sudamérica, hacia el norte.

Las deportaciones récord anunciadas, que incluyen a inmigrantes con antecedentes penales y sospechosos de pertenecer a pandillas, bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, generan incertidumbre sobre la estabilidad social en las comunidades receptoras en México. Las ciudades fronterizas mexicanas, como Tijuana, Ciudad Juárez y Reynosa, podrían convertirse en focos de tensión social debido a la acumulación de personas deportadas sin redes de apoyo, ni recursos para reintegrarse de manera efectiva.

El nombramiento de figuras como Stephen Miller y Tom Homan en cargos clave del gobierno estadounidense denota una postura inflexible en materia migratoria. Además, el endurecimiento de las políticas migratorias no solo impactará a los migrantes centroamericanos en tránsito, sino también a más de cinco millones de mexicanos sin documentos en Estados Unidos, quienes podrían enfrentar un retorno abrupto y forzoso a un país que no necesariamente está preparado para absorberlos.

La relación económica entre ambos países también está en el punto de mira de las medidas propuestas por Trump. Si bien, México ha enfatizado los beneficios del tratado comercial de Norteamérica (T-MEC), la retórica del presidente estadounidense apunta a posibles renegociaciones que podrían amenazar el flujo comercial. Las remesas, que alcanzaron los 63 mil 300 millones de dólares en 2023, representan un salvavidas para millones de familias mexicanas. Sin embargo, la política de deportaciones masivas podría reducir significativamente este ingreso, impactando de manera directa 4 por ciento del PIB nacional.

La posible reactivación de los esfuerzos para construir el muro fronterizo, financiado mediante recursos redirigidos del Pentágono, podría exacerbar las tensiones comerciales. Un muro más restrictivo, no sólo limita la movilidad de personas, sino que también incrementa los costos logísticos del comercio transfronterizo, afectando cadenas de suministro críticas para ambas economías.

El reto para México radica en reconocer estas tendencias y anticipar escenarios. El regreso de Trump marca el inicio de un periodo tenso, pero también una oportunidad para que México reafirme su posición como un socio clave, tanto en lo económico como en lo político, mientras defiende los derechos y la dignidad de sus ciudadanos, en ambos lados de la frontera.

POR GABRIEL TORRES ESPINOZA
PROFESOR E INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
@GABRIELTORRESES

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