En un entorno urbano como el de la Zona Metropolitana, la gestión de residuos sólidos urbanos es un tema crucial. Sin embargo, la empresa Caabsa, responsable de la recolección de basura, se ha convertido en un lastre que pone en riesgo la salubridad pública y carga a los jaliscienses con un servicio deficiente, a un costo exorbitante y repleto de incumplimientos.

Desde hace años, Caabsa ha venido operando en el AMG bajo un contrato que, lejos de cumplir con los estándares mínimos de eficiencia y calidad, se ha caracterizado por el incumplimiento reiterado de sus obligaciones. La empresa opera apenas al 55% de lo estipulado en su contrato, dejando a diario más de 400 toneladas de basura sin recoger en las calles de Guadalajara. Este alarmante rezago no solo refleja una falta de capacidad operativa, sino una preocupante indiferencia hacia el bienestar de los habitantes de la ciudad.

La separación de residuos es otro punto donde Caabsa ha fallado de manera sistemática. A pesar de ser una obligación contractual, la empresa ha demostrado una falta de compromiso en la implementación de procesos de separación que son vitales para el éxito de cualquier modelo de economía circular. En una era donde la sostenibilidad no es solo un objetivo deseable, sino una necesidad imperiosa, la negligencia de Caabsa es un obstáculo para que Jalisco avance hacia una ciudad más limpia y responsable.

Lo más indignante de todo es la reciente exigencia de Caabsa para que se le renueve el contrato por ¡15 años más! Resulta inaceptable que una empresa que no ha sido capaz de cumplir con los estándares básicos de su contrato actual, pretenda ahora extender su permanencia en una ciudad que ya ha sufrido suficiente con sus deficiencias. Este tipo de demandas solo evidencian la desconexión de Caabsa con la realidad que enfrentan los ciudadanos, quienes día a día ven cómo la basura se acumula en sus calles mientras pagan por un servicio que no reciben.

La situación actual es insostenible, y el futuro de la Zona Metropolitana no puede quedar en manos de una empresa que ha fracasado en cumplir con su responsabilidad más básica: mantener limpia nuestra ciudad. Es hora de poner fin a esta relación tóxica y mirar hacia un futuro más limpio, eficiente y sostenible.


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