De acuerdo a cifras oficiales, las exportaciones de aguacate mexicano a los Estados Unidos ascendieron en el 2022 a un valor de mercado de 3 mil 128 millones de dólares, con una venta estimada en un millón 80 mil toneladas. Esto equivale, para situarlo en perspectiva, a casi 67 mil tráileres equipados con cajas refrigeradas con capacidad de 15 toneladas, que es como debe enviarse al mercado de Estados Unidos. Valga aquí hacer mención que las ventas al mercado estadounidense siguen en crecimiento. De acuerdo con Statista, en el año 2015 tuvieron un valor de mil millones 630 mil dólares. El mercado de los Estados Unidos literalmente se devora cada vez más el aguacate. De acuerdo con el portal Fertilab, más de 30 mil productores de aguacate, y más de 70 empacadoras se dedican al comercio transfronterizo en México. Jalisco es una incipiente región exportadora y, desde julio del año pasado, agrega un volumen de exportación de 695 huertas, 9 mil 441 hectáreas, 11 empacadoras y 10 municipios en este estado. Valga la pena mencionar que los valores referidos no incluyen el gigantesco mercado interno de aguacate que se consume en México y que ronda alrededor de 1.6 millones de toneladas al año.

De acuerdo información publicada el 2 de agosto del 2023 en el portal del periódico El Diario NTR, los integrantes de la Asociación de Productores de Aguacate de Jalisco, reconocieron, a través de su Director Ambiental, que debe resolverse el ‘pasivo’ que en materia de medio ambiente ha representado el cultivo del aguacate, y su expansión, para zonas como el sur y para los bosques de la sierra de la costa de Jalisco, en cuanto a impactos en la disponibilidad de recursos hídricos y de superficies que -antes- eran boscosas.

En la nota de NTR se refiere que los aguacateros de Jalisco le hacen una apuesta a las certificaciones que exigen que los productores cuenten con notas de cero o muy bajo impacto ambiental, aduciendo que los mercados internacionales hoy exigen este tipo de certificaciones, lo cual no necesariamente será benéfico para el medio ambiente, pues se deja el tema a las fuerzas de los participantes privados del mercado, y a la prácticamente autorregulación de los actores económicos, donde el Gobierno, en términos reales, solo juega un papel testimonial que únicamente se activa cuando existen daños severos.

Respecto de las certificaciones a las que se refieren los productores es importante destacar que estas certificaciones son entre entes privados: el que produce, el que compra a gran volumen, y el certificador elegido entre las partes inserto como parte esencial de un proceso de desarrollo de proveedores que, hay que reiterarlo, ocurre entre particulares, que atienden las exigencias y preocupaciones de sus propios consumidores finales para “conservar” sus ventas.

Lo que hoy resulta innegable es la enorme deforestación que está ocurriendo en Jalisco, y que se potenciará bajo la omisión de la autoridad. Jalisco, el segundo productor nacional de aguacate, ha visto como del 2010 al 2021 la superficie dedicada a ese monocultivose triplicó, al pasar de 8 mil 400 hectáreas, a casi 28 mil. Valga la pena mencionar que estimaciones señalan que la superficie real dedicada a huertas aguacateras es ¡el doble que las cifras oficiales reportadas! Esto es preocupante, pues la autoridad federal refiere que desde el 2010 no ha concedido ¡ninguna autorización de cambio de uso de suelo forestal! para el establecimiento de huertas de aguacate.

https://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/con-pies-de-plomo/certificar-el-cultivo-de-aguacate