La sociedad de la información y la comunicación difícilmente puede acudir con tino a la cita de la democracia, sin razonar el sentido del voto. Para ello es necesario discernir respecto a la información que se recibe y sobre la cual se construyen las decisiones.
El ciudadano de la era digital requiere razonamientos críticos de los contenidos mediáticos que recibe: “La capacidad comprender y evaluar críticamente aspectos de los medios —esto incluye todos los medios— y su contenido” (como lo advierte la OCDE), significa la diferencia entre votar y elegir razonadamente. La OCDE afirma que “la capacidad de distinguir entre información verdadera y falsa es un esencial pedagógico en tiempos en que las redes sociales han ganado un lugar central en el entorno mediático de las audiencias”. Por lo que es indispensable desarrollar entre los ciudadanos las competencias para examinar la veracidad de una noticia, de forma que se pueda distinguir entre publicidad e información. En suma, se trata de inculcar habilidades de discernimiento crítico. La UNESO refiere que “el acceso equitativo a la información y al conocimiento es indispensable para promover medios de comunicación y sistemas de información libres, independientes y pluralistas”.
Los avances tecnológicos deben propiciar, también, avances en la construcción de ciudadanía. Hoy los votantes acuden a los blogs, correos, Facebook, tweets, para interactuar. Los nuevos medios y las redes sociales provocaron una comunicación diferente, accesible e instantánea entre comunidades, países y regiones. Para robustecer al ciudadano y que pueda formarse la opinión que estime, Andrus Ansip, vicepresidente de la Comisión Europea para el Mercado Único Digital, ha defendido en un pleno de la Eurocámara, “la necesidad de impulsar el pensamiento crítico y el conocimiento de los medios de comunicación como pilares básicos para contrarrestar la difusión de noticias falsas en la red”.
Advierte que la mejor forma de contrarrestar las informaciones deliberadamente falsas, es inculcando el pensamiento crítico. Para que las democracias produzcan mejores, y no peores gobiernos, hay que explicar exhaustivamente las bondades de sostener el derecho a disentir, el Estado de derecho, la protección de minorías, la equidad de género, los derechos fundamentales y la tolerancia. Se trata de un proceso para que sepa discriminar la información en función de la fuente misma; aspecto que resulta hoy fundamental para preservar la libertad de expresión y el derecho a formarse una opinión crítica. Justo, en un momento en que parecen multiplicarse los radicalismos, los discursos fundacionales, las valentonadas, la improvisación, el autoritarismo, la visiones egocentristas… esas que ofrecen soluciones basadas en las personas, y que desdeñan la consolidación institucional del Estado.
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