La inteligencia artificial (IA) emerge como un fenómeno disruptivo que redefine las dinámicas sociales, económicas y políticas en América Latina. Un reciente estudio de ‘Luminate’, realizado en Argentina, Brasil, Colombia y México, revela una creciente preocupación por los efectos de la IA, particularmente en la democracia, la equidad social y la gobernabilidad. Sin embargo, estas inquietudes no son homogéneas entre la población, y uno de los contrastes más reveladores se da entre generaciones, destacando a la ‘Generación Z’ (los nacidos desde mediados o finales de la década de 1990), como un grupo atípicamente optimista respecto al impacto de la IA, en comparación con otros grupos etarios.
Mientras el 43% de los encuestados considera que el contenido generado con IA intensifica la polarización y el 37% teme que esta tecnología agrave las desigualdades sociales, la ‘Generación Z’ mantiene una percepción menos alarmista. Solo el 35% de los jóvenes de este grupo considera que la IA incrementará las desigualdades, en contraste con los índices más altos reportados entre quienes tienen un mayor conocimiento de la tecnología. Este mismo optimismo se refleja en su aceptación hacia aplicaciones de IA en redes sociales, como la curaduría de noticias (41%) o la determinación de lo verdadero y falso en línea (46%), una postura que contrasta con el escepticismo de generaciones mayores.
El estudio evidencia cómo el nivel educativo, los ingresos y el género influyen en las percepciones sobre la IA. Los hombres, las personas con mayores ingresos y niveles educativos más altos tienden a estar mejor informados sobre la tecnología y, por ende, son más conscientes de sus riesgos y beneficios. En contraste, las mujeres y los sectores con menos recursos muestran una menor familiaridad con la IA, lo que subraya las desigualdades inherentes a la brecha digital. Esta diferencia de acceso y entendimiento no solo perpetúa las desigualdades existentes, sino que también limita la capacidad de las poblaciones marginadas. El mayor reto es trabajar en que los beneficios sean distribuidos de manera equitativa. La ‘Generación Z’, con su particular visión optimista y cautelosa, podría jugar un papel crucial en la configuración del futuro de la IA.