Todo parece indicar que el ‘Botón de Emergencia’ será activado por el gobierno de Jalisco en cuestión de días. La ocupación hospitalaria y la incidencia semanal –indicadores que por separado definirán su activación–, se encuentran en constante ascenso, lo que convierte a esta drástica medida en un asunto prácticamente ineludible. Este jueves, el gobernador, después de sostener una reunión con la mesa de salud, habrá de informar las medidas a adoptar.
Viene bien recordar que, por primera vez en la historia de la humanidad, una pandemia puede ser enfrentada por una sociedad que dispone de los mayores avances científicos y tecnológicos, y que además cuenta con sistemas de salud pública –aunque aún insuficientes–, toda vez que estos eran todavía inexistentes en el contexto de la Gripe Española de 1918 [fueron los rusos quienes crearon la primera red pública de salud, en 1920, a causa de ella].
Esta pandemia por el covid-19, encontró una comunidad de escasa solidaridad, fraternidad y humanismo, respecto de los grupos más vulnerables. Resulta evidente que gran parte de la sociedad no está dispuesta a asumir un mayor ‘sacrificio’, que lo que quieren entender por esta ‘nueva normalidad’. Ni siquiera los mínimos como portar correctamente un cubrebocas, mantener la sana distancia o salir de casa sólo cuando sea necesario. Como resultado, Jalisco registra, en los últimos días, una movilidad superior al 72 por ciento.
Recordemos que, durante la Segunda Gran Guerra, la humanidad asumió varaderos sacrificios que distan mucho de las pequeñas exigencias que ahora se solicitan a la sociedad por el coronavirus [resguardo domiciliario, santa distancia, portar cubre bocas, lavarse las manos]. Por ejemplo: la hambruna holandesa de 1944 propició una escasez de alimentos sin precedentes. Los adultos comían entre 400 y 800 calorías diarias [dos rodajas de pan, dos papas y un poco de azúcar], de las mil 800 diarias que requiere como mínimo un adulto sedentario. En Estados Unidos, las mujeres jóvenes eran requeridas enfáticamente para ser enfermeras militares. En Asia, debido a las recientes epidemias del SARS y la gripe aviar, acaecidas en el siglo XXI, han propiciado que Japón, Corea del Sur, China, Taiwán, Hong Kong y Singapur, hagan del uso de la cubrebocas todo un ritual obligatorio de vestimenta desde hace tiempo. Aquí, simplemente se rehúsan a ello, por ‘incomodidad’.
Erróneamente se ha encumbrado la individualidad y el mercado por encima de todo, justo cuando la política de salud pública encuentra a su mayor obstáculo en el individualismo egoísta y mercantilista a ultranza, que se expresa en el funesto ‘sálvese quien pueda’. Habría que replantear hoy la beneficio que reporta en la sociedad del siglo XXI, un principio político que fue olvidado, ignorado y omitido después de la Revolución Francesa: la fraternidad. La proclama de los franceses “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, tuvo hondas repercusiones en el pensamiento político moderno, toda vez que el capitalismo retomó el principio de la libertad, y la ideología estatista-marxista asumió la paternidad de la igualdad. Pero la fraternidad quedó huérfana, y durante esta pandemia, tristemente hoy ausente también de la vida pública.
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