Los ayuntamientos de Guadalajara, Zapopan y Tonalá no únicamente se encuentran entre los diez municipios más endeudados de México, para ubicarse en el 4to, 6to y 10mo lugar respectivamente, sino que su gasto en nómina es particularmente crítico, lo que además evidencia el precario estado de sus finanzas. Veamos. En este año (2021), Tlaquepaque destinará mil 313 millones 171 mil 832 pesos a su estructura burocrática, es decir, poco más del 58.5% de su gasto público. Guadalajara destinará cuatro mil 872 millones 191 mil pesos a nómina, esto es, poco más del 53% de su Presupuesto. Zapopan, gastará tres mil 660 millones 295 mil 669 pesos en su burocracia: poco más del 49% de sus recursos. Tonalá dispondrá de 754 millones 096 mil 306 pesos para la partida ‘servicios personales’, lo que comprende el 48.5% del erario municipal. Finalmente, Tlajomulco, erogará mil 302 millones de pesos a nómina: poco más del 48% de su Presupuesto. Pero esto, ¿qué evidencia?
De acuerdo con el estudio Barómetro de información presupuestal municipal 2020, elaborado por el IMCO, en promedio, los municipios jaliscienses destinan el ¡40% de su gasto en nómina!. No obstante, con base en este mismo estudio, los ayuntamientos de todo el país destinan, en promedio, el 34.5% del Presupuesto en burócratas. Aunque existen casos verdaderamente ejemplares, en este tenor. Las alcaldías de las entidades federativas que se enlistan a continuación destinan menos del 30% a la burocracia municipal: Oaxaca, el 24%; Tamaulipas, el 25%; San Luis Potosí, el 26%; Guanajuato, el 27%; Puebla y Querétaro, el 28%; y Veracruz, el 29%.
De forma que es, a todas luces evidente, la excesiva, desproporcionada y nociva práctica del abultado gasto en nómina en todos los ayuntamientos jaliscienses, y de manera muy particular el que acontece en los ayuntamientos metropolitanos, toda vez que ‘marcan’ prácticamente un ‘doblete’ en el porcentaje del gasto público destinado a nómina respecto del suscitado en alcaldías de Oaxaca y Tamaulipas, p. ej. Además, debe decirse que esto, en buena medida, representa una forma de corrupción, que deriva del gigantesco ‘desvío’ de recursos que son destinados a la contratación de burócratas, en vez de ser invertido en acrecentar la calidad y cobertura de los servicios públicos municipales, lo que termina por inhibir no sólo el desarrollo humano y urbano en toda la metrópoli, sino la inversión y competitividad existente en ella.
Lo peor del caso es que, lejos de ser una nociva práctica que ha ido disminuyendo con la alternancia político-partidaria en Jalisco, ha sucedido lo contrario. El 23/Sep/2019 MURAL consignó que los municipios metropolitanos de Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque y Tonalá ‘engordaron’ tanto el gasto destinado a nómina como el número de burócratas.
Recuérdese que en tiempos del PRI hegemónico, el paradigma de la corrupción, esto es, del ‘huachicoleo’ al erario, se concentró en los ‘moches’ de la obra pública. No obstante, fue con la alternancia y la transición que los partidos encontraron una nueva forma de ‘ordeñar’ al Presupuesto: con el abigarrado gasto público en burocracia para colocar a correligionarios, incondicionales, parientes y clientes electorales, omitiendo definitivamente todo factor meritocrático.
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