Se importa con documentos en regla, se vende en estaciones de servicio y se transporta en buques
El huachicol ya no sólo se extrae con mangueras en tomas clandestinas. También se importa con documentos en regla, se vende en estaciones de servicio y se transporta en buques y pipas que cruzan puertos y aduanas con la venia -o el silencio- de las autoridades. Se llama huachicol fiscal, y entre 2019 y 2024 ha costado a México 554 mil 750 millones de pesos en impuestos no recaudados, según la ANAM y la EIA de Estados Unidos. Un robo silencioso, pero devastador.
En 2024, más de 19 mil millones de litros de combustible no fueron declarados. La evasión del IEPS e IVA alcanzó 177 mil 170 millones de pesos. La cifra es escandalosa, pero lo es aún más que el SAT reconozca que este contrabando representa el 30% del combustible vendido en estaciones del país. ¿Cómo puede sostenerse un Estado que deja de recaudar un tercio de sus ingresos en un sector estratégico?
Mientras las autoridades discuten reformas, las mafias ya operan redes binacionales. El Cártel de Sinaloa, el CJNG y el Cártel del Golfo no sólo controlan rutas de tráfico; ahora exportan hidrocarburos robados a Japón, India y África, con ayuda de empresas fachada y operadores financieros. Las agencias de EE.UU. ya tomaron nota. Incautaciones, sanciones y allanamientos como el de “Arroyo Terminals” en Texas son apenas la punta del iceberg.
México, en cambio, ofrece amparos. “Intanza”, empresa vinculada a altos funcionarios portuarios, litigó la devolución de 20 millones de litros de supuesto aditivo. Un documento interno de Semar ya advertía lo que transportaba el buque Challenge Procyon. Nadie lo detuvo. La Fiscalía General de la República guarda silencio. Mientras tanto, sólo en el primer trimestre de 2025 se presentaron mil 980 denuncias por delitos en materia de hidrocarburos. Promedio de 22 al día.
Lo más grave es la complicidad institucional. La evasión fiscal no es sólo resultado de crimen organizado, sino de omisión deliberada. Como advirtió Global Energy, no se trata de más leyes, sino de hacer cumplir las existentes. En la Convención Bancaria, la GAFI lanzó una advertencia. Si no se persiguen las fuentes de financiamiento ilícito, los bancos mexicanos podrían enfrentar sanciones. El crimen financiero ya es una amenaza transnacional.
El combustible entra por puertos como Ensenada o Tampico, declarado como “aditivo” o insumo industrial para eludir el IEPS. Se triangulan facturas, se constituyen empresas fantasma y se movilizan volúmenes millonarios de diésel y gasolina sin pagar un solo peso en impuestos. Los responsables cuentan con vínculos directos dentro de aduanas, puertos y hasta con funcionarios de ASIPONA. Es un modelo de negocio cimentado en la simulación, blindado por litigios estratégicos y protegido por el desdén de una Fiscalía que parece más interesada en mirar hacia otro lado, que en desmantelar estas redes.
POR GABRIEL TORRES
PROFESOR E INVESTIGADOR EN LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
@GABRIELTORRESES