Inició en 2008, cuando el Ayuntamiento de Guadalajara decidió realizar la cesión «material y jurídica» a grupo Mecano América, de 13.6 hectáreas en Huentitán, propiedad de Guadalajara, para construir ahí un desarrollo inmobiliario llamado entonces Puerta Guadalajara. Para ello se creó un fideicomiso y se firmó entre las partes un Convenio Marco de Asociación. La Cláusula Cuarta, Inciso C, del Convenio Marco de Asociación, estableció que el importe de las obras sociales que Puerta Guadalajara (hoy Iconia) daría como contraprestación a la ciudad (en pago por el predio), serían por un monto de 65 millones 534 mil dólares. Obsérvese, ¡dólares! Esto equivale hoy a mil 200 millones de pesos.
Las obras sociales que el desarrollador se obligaba a entregar a la ciudad deberían ser ejecutadas, como máximo, dos años después de firmado el acuerdo (a más tardar en el año 2010). Con esto, Grupo Mecano América pagaría a Guadalajara las 13.6 hectáreas en Huentitán. Pero Grupo Mecano América jamás entregó absolutamente nada de lo pactado con Guadalajara, ni durante los dos años que establecía el convenio, ni después… Incluso, decidió vender sus derechos a Grupo Salamanca, y el proyecto se cambió de Puerta Guadalajara a Iconia.
Pero… la Cláusula Décimo Octava del Convenio Marco de Asociación, señala que para una cesión de derechos para un tercero (de Mecano América a Grupo Salamanca), «Puerta Guadalajara no podrá, sin el consentimiento expreso y por escrito del Ayuntamiento, transmitir las obligaciones que asume frente al Ayuntamiento de Guadalajara, en el Convenio». Pues bien, el Ayuntamiento nunca autorizó que Mecano América transmitiera las obligaciones a Grupo Salamanca, por lo cual, este último no acredita personalidad jurídica sobre el fideicomiso, ni derechos sobre el convenio. Entonces, ¿por qué Iconia tiene aún la posesión del predio?
Además, la Cláusula Décimo Tercera del Convenio Marco de Asociación establece las «penas convencionales por mora». Se pactó que en caso de retraso en la entrega individual de cada una de las obras que deberían realizarse en el municipio, a más tardar en 2010, el desarrollador debía pagar la cantidad que resulte de aplicar el 0.5 por ciento del monto de inversión para la construcción de cada obra. Pues bien, de conformidad con lo pactado, el Ayuntamiento está obligado a exigirles la penalización acordada en el Convenio Marco, puesto que desde 2008 no se ha pagado ni un peso por el predio, puesto que ¡no se construyó jamás ninguna obra!
Si se actúa legalmente, al Ayuntamiento corresponde reclamar la sanción dispuesta en la Cláusula Décimo Cuarta del Convenio Marco de Asociación, referente a la «pena convencional por incumplimiento». Esta multa asciende al monto total de las obras pactadas que se darían como contraprestación a la Ciudad. La penalidad es, entonces, de 65.5 millones de dólares. Pero inexplicablemente ni Jorge Aristóteles, ni Ramiro Hernández estuvieron dispuestos a demandar las penalidades legalmente convenidas, así como el equivalente del monto en dólares de la contraprestación establecida en el Convenio.
En escandaloso contubernio está por consumarse otro negocio, «al estilo Jalisco». Esos en donde pierde el gobierno y ganan vivales empresarios. De manera inexplicable, las actuales autoridades municipales pretenden suscribir los términos de un fraudulento convenio impulsado en 2008 –que hoy es caduco-, que desincorpora ilegalmente del patrimonio municipal un predio de 13.6 hectáreas. Todo sin licitación, concurso o transparencia. Una millonaria y tramposa asignación directa que está por someterse al voto del pleno del Ayuntamiento, para consumar el gran atraco sobre un valioso terreno, en beneficio de empresarios que han vulnerado todas las cláusulas del Convenio de Asociación, que establecen los compromisos hoy quebrantados con la ciudad. Además, increíblemente la autoridad municipal pretende aceptar un pago en especie equivalente a 688 millones de pesos, cuando de conformidad al convenio (65.5 millones de dólares) y el valor del dólar, el importe de la operación debiera ser de, al menos, ¡mil 200 millones de pesos! Iconia representa la insultante crónica de un gran pillaje, en exitoso contubernio.