El Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (IPEJAL) vuelve a ser el epicentro de un escándalo financiero en el que los únicos perjudicados son los trabajadores. Esta vez, el desfalco está relacionado con la Villa Panamericana, un proyecto que nació bajo el pretexto del desarrollo inmobiliario y termina convertido en un negocio privado con recursos públicos. Más de mil millones de pesos del fondo de pensiones fueron entregados a empresarios para la construcción de un complejo habitacional, pero a la hora de recuperar el dinero, el IPEJAL solo ha recibido migajas.

Este es otro negocio al estilo Jalisco, donde las reglas del mercado solo aplican cuando convienen a los privados y el Estado se convierte en socio complaciente cuando toca absorber pérdidas. Desde el inicio, la Villa Panamericana fue un proyecto con viabilidad financiera cuestionable. Prueba de ello es que los bancos se negaron a financiarlo, razón por la que el Instituto Jalisciense de la Vivienda (IJALVI) y el IPEJAL entraron al rescate. Entre ambos pusieron mil 40 millones de pesos, con la promesa de recuperar el capital mediante la venta de departamentos. Pero, al final, los empresarios se quedaron con la propiedad y los organismos públicos, con las deudas.

El convenio firmado en 2020 establecía pagos escalonados que debían sumar mil 500 millones de pesos. Desde un anticipo de 50 millones hasta entregas anuales que culminarían en 2024, el acuerdo parecía garantizar la recuperación del dinero. La realidad fue otra: el anticipo jamás se pagó, los plazos se incumplieron sistemáticamente y, al final, apenas se han cobrado 70.35 millones, es decir, apenas el 4.6 % de lo pactado.

Green Life Capital, Creaciones del Bajío y Consorcio Inmobiliario Arenal del Bosque, las empresas beneficiadas con la venta de la Villa, no solo evadieron sus compromisos financieros, sino que, a pesar de los incumplimientos, no enfrentaron consecuencias jurídicas. Mientras tanto, el IPEJAL se queda sin su inversión, y sin claridad sobre la entrega de departamentos como pago en especie. El gobierno anterior asegura que había un proceso para recibir las unidades no vendidas, pero el actual dice no tener pruebas de ello. Todo indica que, una vez más, la rendición de cuentas se extravío en la burocracia (¿cómplice?).

El mecanismo del despojo no es nuevo. Primero, se utilizan recursos públicos para financiar proyectos de particulares; luego, se permite que los empresarios incumplan sus compromisos sin consecuencias; finalmente, se deja que el tiempo pase hasta que el desfalco se normaliza. El caso de la Villa Panamericana recuerda lo sucedido con Iconia, donde el Ayuntamiento de Guadalajara renuncia a defender el interés público para favorecer a los desarrolladores en perjuicio de la comunidad.

Lo más grave es que este modelo de saqueo institucionalizado afecta directamente a los trabajadores. El fondo de pensiones, que deberá estar blindado para garantizar jubilaciones dignas, ha sido utilizado como capital de riesgo para negocios privados. No es la primera vez que el IPEJAL se ve envuelto en inversiones dudosas. Ahí está también el caso del edificio comercial La Tapatía, donde una empresa subarrienda locales y acumula una deuda de 546 millones con el instituto, sin que nadie explique a dónde ha ido a parar ese dinero.

El gobierno anterior justifica la venta de la Villa argumentando que buscaba proteger los recursos de los trabajadores y evitar los costos de mantenimiento del inmueble. Sin embargo, el resultado es el contrario: los desarrolladores hicieron negocio con un bien financiado con dinero público, y el IPEJAL, sigue sin recuperar su inversión. Todo esto con la complicidad de las autoridades, que han preferido defender a los empresarios en lugar de hacer valer los derechos del instituto.

Mientras tanto, el tiempo juega a favor de los responsables. En el papel, el IPEJAL e IJALVI poseen el 75 % del valor accionario de la Villa Panamericana, lo que debería darles el control sobre la propiedad. En los hechos, los empresarios han hecho lo que han querido sin rendir cuentas. Y si alguien todavía duda de quienes mandan en Jalisco, basta con ver quién gana en este negocio… al estilo Jalisco.


https://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/con-pies-de-plomo/inversion-publica-ganancia-privada