Contrario a lo que se piensa, no parece existir una relación directa causa–efecto entre el gasto público que destina un país al deporte y los resultados que obtendrá en la máxima Justa Deportiva: los Juegos Olímpicos. De acuerdo a Integralia, en 2012, el gobierno federal alemán apenas destinó 41.1 millones de euros al deporte, mientras que el gobierno mexicano invirtió 295 millones de euros en ese mismo año, sin embargo, en los ‘Juegos Olímpicos de Londres 2012′ Alemania quedó en 6to Lugar del medallero olímpico con 44 preseas, y México quedó en el lugar 40° con apenas siete preseas.
En la región latinoamericana destaca que, en 2015, Cuba invirtió apenas 62.1 millones de dólares al deporte, pero quedó en lugar 18° de Juegos Olímpicos Rio 2016, con 11 medallas; o Colombia, que invirtió 169 millones de dólares al deporte pero quedo en el lugar 23°, con 8 medallas. Empero, México invirtió 233 millones de dólares y quedó en el lugar 40°, con siete medallas. Como puede observarse, no todo se resuelve con dinero, y aunque México gasta una importante cantidad de recursos en el deporte, se gasta muy mal: corrupción, falta de políticas públicas para generar y retener talentos y deportistas de alto rendimiento, ausencia de sinergias de inversión entre iniciativa privada y gobierno, y una larga lista de perfiles sin tener credenciales para dirigir el órgano rector del deporte a nivel nacional (y entidades federativas): Alfredo Castillo es titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), pero sólo acredita un perfil curricular vinculado a seguridad y justicia (¿?).
Ahora bien, sí parece existir una correlación entre PIB y las posiciones que se configuran en el medallero olímpico, por lo menos, en los primeros 15 lugares de ambos tableros. Al respecto es preciso señalar que sólo India [7° economía más grande del Mundo por su PIB] y México [15° economía más grande del mundo por su PIB], no se encuentran en los primeros 20 lugares del medallero olímpico, es decir, las principales 15 economías del mundo –a excepción de India y México– se encuentran prácticamente en las primeras 20 posiciones del medallero olímpico, en un casi homólogo ranking entre PIB y Medallero Olímpico por países. Entonces, ¿Qué sucede? En países europeos, Estados Unidos y Canadá el deporte es un tema educativo de carácter integral, inicia desde la infancia con escuelas de tiempo completo e infraestructura deportiva [en España, por ejemplo, el 75 por ciento de sus niños y adolescentes tienen de dos a 4 horas de deporte profesional a la semana en la escuela; mientras que los niños y adolescentes mexicanos tienen una hora de actividad recreativa a la semana en la escuela (trotar y jugar), que no es deporte profesional, –sin contar las condiciones inclementes de sol a la que son expuestos con patios sin domo o malla–]. Una mala política pública en materia de nutrición: México es primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial (UNICEF); falta de coordinación entre gobierno federal y los estatales; y el hecho de establecer incentivos fiscales para que las empresas inviertan en el deporte y en otros deportes ajenos al futbol [en Estados Unidos –país federado como el nuestro––, el grueso de la inversión al deporte depende en muy buena medida de la inversión privada y los gobiernos estatales].
En efecto, hace unos días el titular de la CONADE ponía el dedo en la llaga: federaciones mexicanas del deporte [Natación, Taekwondo, Tiro con Arco, etc.] acusan una larga lista de malos manejos en los recursos que les son entregados por la CONADE, desfalcos que han sido acreditados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en sus informes de fiscalización de la Cuenta Pública Anual. No obstante, el gobierno federal ha sido omiso al momento de investigar y consignar ante la justicia todos los desfalcos que acredita año tras año el ente fiscalizador del Estado Mexicano: de 582 denuncias penales presentadas por la ASF de 1998 a 2013, sólo 21 han sido consignadas, es decir, apenas el 3.6 por ciento. Así que más que pensar que con la salida de castillo se resuelve cierta parte del problema, habría que entrar a revisar estructuralmente la CONADE para asegurar que los recursos efectivamente lleguen a los deportistas.
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