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Adaptarse a las nuevas tecnologías y la innovación en formatos digitales, ofrece una oportunidad

El “Digital News Report 2024” ofrece un panorama retador para los medios de comunicación. La desconfianza, alimentada por ataques políticos, la falta de apego a la realidad y la proliferación de desinformación, representan una complicación importante para subsistir. Agréguese la violencia contra periodistas y los desafíos económicos que supone monetizar contenidos en Internet, que la gran mayoría no consigue del todo.

Adaptarse a las nuevas tecnologías y la innovación en formatos digitales, ofrece una oportunidad. La presencia de medios electrónicos que logran gran relevancia y suficiencia financiera, demuestran que es posible evolucionar y captar nuevas audiencias.

Sin embargo, para lograr una viabilidad económica a largo plazo, los medios habrán de encontrar formas efectivas de monetizar su contenido, pero sobre todo, reconstruir la confianza del público. El futuro de los medios en México resultará -en gran medida- de su capacidad para adaptarse a un entorno digital en constante cambio, enfrentar la desinformación y, crucialmente, recuperar la confianza de la audiencia.

La mayoría de los medios convencionales parece dirigirse solo al “círculo rojo” (las élites políticas, económicas y sociales, que gravitan por encima del “círculo verde”, que son las mayorías populares). De acuerdo al Digital News Report 2024, la confianza en los medios de comunicación es baja, con solo el 37% de los mexicanos que confía en las noticias que ofrecen los medios que transmiten de forma ordinaria.

Este nivel de desconfianza es exacerbado por una cobertura, que, por ejemplo, discrepa con mucho de la opinión del público expresada en el uso de las redes sociales. Las “benditas redes sociales”. Esta falta de coincidencia entre la opinión pública (la del público), y la opinión publicada (la consignada en los medios), contribuye a la polarización de las audiencias y alimenta la desconfianza en los medios tradicionales.

Cada vez más, la opinión pública y la opinión publicada, están en contrariedad. Riñen debido a que la primera representa las percepciones y creencias genuinas de la sociedad, mientras que la segunda está influenciada por agendas políticas, intereses económicos (la inversión publicitaria) o sesgos editoriales. Los medios de comunicación, al seleccionar y jerarquizar la información que difunden, en ocasiones distorsionan o modifican la percepción del público, y lo consignan en sus entregas.

Esto crea un desajuste entre lo que la población realmente delibera y siente (opinión pública) y lo que se presenta en los medios como el relato dominante (opinión publicada). Precisamente eso indican los resultados electorales, que dejan en evidencia que la cobertura de la mayoría de los medios y de los analistas, permaneció llanamente extraviada respecto de la realidad que observan la mayoría abrumadora de los que votaron en las urnas.

POR GABRIEL TORRES ESPINOZA

PROFESOR E INVESTIGADOR EN LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

@GABRIELTORRESES