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Diversos estudios del 2023 y 2024, registran la creciente desconfianza en los medios de comunicación. En Estados Unidos, la confianza en los medios alcanza niveles históricamente bajos. Una investigación de “Gallup” (“La confianza estadounidense en los medios está cerca de un mínimo histórico”), elaborado en 2023, encontró que solo el 26% de los estadounidenses tiene una opinión favorable de los medios de comunicación. El nivel más bajo en cinco años. Esta desconfianza está influenciada por “la percepción de parcialidad y el sesgo en la cobertura de noticias, así como por la influencia de intereses políticos y económicos en los medios tradicionales”.

En Nueva Zelanda, el centro de investigación de Periodismo, Medios y Democracia de la AUT (JMAD) ha publicado su quinto informe anual Trust in News en Aotearoa, Nueva Zelanda. Según el informe de AUT (“La confianza en las noticias disminuirá rápidamente en 2024”) en 2024, la confianza en las noticias cayó del 42% en 2023 al 33% en 2024. La creciente desconfianza se debe en parte a la percepción de que los medios no representan adecuadamente las comunidades locales y están ¡demasiado alineados con la clase política!

El “Digital News Report 2023”, elaborado por el ‘Instituto Reuters’, mostró que, aunque la confianza en los medios varía significativamente entre países, existe una tendencia generalizada hacia la desconfianza, especialmente entre las generaciones más jóvenes que prefieren consumir noticias a través de redes sociales y otras plataformas digitales. Esto ha llevado a una mayor dependencia de fuentes de noticias no tradicionales, lo que a su vez ha aumentado la exposición a la desinformación.

En Brasil y Estados Unidos, un reporte del “Nieman Journalism Lab”, destacó que las comunidades marginadas a menudo sienten que los medios no cubren sus historias de manera justa ni completa. La percepción de que los periodistas están involucrados con la clase política, y que en los medios persisten estereotipos negativos, aceleran esta desconfianza. En todos estos estudios, hay críticas recurrentes para observar. Las investigaciones diversas coinciden en una preocupación de las audiencias por el “periodismo deficiente”, que incluye “errores fácticos o datos incorrectos”, “historias simplificadas” y “titulares engañosos” (en el periodismo, la precisión ‘fáctica’ es crucial porque los lectores confíen en que la información presentada es veraz y confiable).

En síntesis, la desconfianza en los medios tradicionales proviene de la percepción de que las noticias son “sesgadas y carecen de equilibrio”. Que las noticias reflejan la inclinación política de la redacción, y que las noticias son demasiado ‘opinativas’ y carecen de fuentes y datos puntuales que confirmen la información ofrecida a manera de conclusión. Incluso, la sensación de que la ‘inversión publicitaria’ de los gobiernos en los medios, compromete la independencia de los periodistas, lo que contribuye a la desconfianza y a la distancia cada vez mayor entre opinión pública (de la población) y opinión publicada (en los medios). Esta última, progresivamente con menor incidencia en las audiencias, como lo confirman los resultados electorales de la elección nacional, donde la ‘comentocracia’, las editoriales y los titulares de ‘ocho columnas’ reflejaron una opinión publicada que fue abiertamente discordante a la que se expresaba por el público en las redes sociales, y más puntualmente, en los votos depositados en las urnas.

Una discordancia creciente entre lo que la población realmente piensa y siente (opinión pública) y lo que consignan en los diarios como la narrativa dominante (opinión publicada).

Los medios no solo tratan de informar, sino que también de influir deliberadamente en la opinión pública, mediante la opinión publicada, y, con ello, participar en la construcción de activos políticos y sociales.

Así las cosas, los medios de comunicación, principalmente controlados por las élites y actores políticos, publican desde una perspectiva ‘tutelar’ hacia un público considerado ‘pasivo’. Para recobrar la confianza, los medios de comunicación deben dejar de reflejar una visión “jerárquica”, donde la ‘opinión publicada’ pretenda imponerse, sobre la ‘opinión del público’.
https://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/con-pies-de-plomo/medios-y-audiencia-una-brecha-progresiva