Lemus declaró ayer que nunca “lo van a ver de arrastrado de nadie”, en sosegada respuesta a la recriminación pública de Alberto Esquer, por no asistir a la protesta de MC, el día de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El presidente de Guadalajara respondió: “A mí nunca me van a ver de arrastrado con nadie. (Arrastrados son) la gente que va y queda bien y que dice que porque fui, yo no voy a ser arrastrado. Voy a actuar conforme a mi conciencia, no para quedar bien con nadie y a andar de arrastrado con nadie”.
Seguramente con el aval de quien se ha convertido en el jefe máximo de Movimiento Ciudadano, de la mayoría del Congreso de Jalisco, del Poder Judicial, que asume el derecho a ser el jefe de los presidentes municipales, de los senadores y de los diputados federales por Jalisco de MC, respondió ayer mismo el secretario Alberto Esquer: “Estimado Pablo, te recuerdo amablemente que en la marcha de MC contra Raúl Padilla también iban diputados locales y federales, Alcaldes (Sic) y funcionarios estatales. ¿Todos son arrastrados? ¿Dante rechazó la invitación a la FIL… y ahora qué les dices a las estructuras de MC, si eres el candidato a la Gubernatura? ‘Que no se le olvide a Pablo que este movimiento se trata de una sola persona’, te dijo directamente el Gobernador.. Pablo, hay que tener siempre presente el poder de las palabras. Pero, sobre todo, hay que sopesar las palabras del poder…”.
Con este reclamo, Esquer llama a terreno el presidente de la capital de Jalisco. Es el político de Movimiento Ciudadano mejor evaluado por los jaliscienses, y el que mayores probabilidades tiene de refrendar un gobierno emanado de MC. Más tarde, en un tuit, el ex panista se ufana de que “hoy cambió el futuro político de Jalisco”. Continúa con el reclamo y señala que “es inadmisible la ofensa y el desprecio a las estructuras y liderazgos de este Movimiento. Quien insulta este proyecto, aunque no lo entienda, no puede encabezar a encabezarlo”.
“Hay que sopesar las palabras del poder”. Las palabras del poder, a las que se refiere Esquer, no son otra cosa que las instrucciones del gobernador Alfaro, que reclama no solo ser reconocido ampliamente como el titular del poder Ejecutivo, sino como el jefe único e indiscutible de Jalisco, una entidad en la que no se tiene derecho a que se cumpla con la división entre poderes, los ámbitos de gobierno, ni los organismos constitucionalmente autónomos. El Estado, es él; o aténganse a la confrontación.
Desde luego, en la vida pública, es por todos conocido el poder que tienen las palabras, que son la herramienta por excelencia en el quehacer de un líder político, que enarbola un discurso, una doctrina o una ideología que auspicia tanto adeptos como opositores. Lo revelador de la aseveración de Esquer, se encuentra en la fatídica afirmación, a manera de velada amenaza, de que “hay que sopesar las palabras del poder”, lo que, en otras palabras —valga la cacofonía—, es exactamente lo mismo que la anterior amenaza de “mídele bien a tus palabras”.
Interesante resulta que Alberto Esquer le objete al alcalde de Guadalajara, “que no se le olvide a Pablo que este movimiento se trata de una sola persona’, [como] te dijo directamente el Gobernador”. La más fiel y pura antítesis de lo que, al menos nominalmente, significa un partido que dice llamarse, frente al electorado, “Movimiento Ciudadano”, pero que tras bambalinas la ‘burbuja’ y el ‘primer círculo’ emecista sabe bien que, en realidad, este partido es el “Movimiento del Ciudadano Gobernador de Jalisco”. La más rancia versión ‘neopopulista’ y del ‘viejo priato’ que tanto repudian desde la oposición, tanto Esquer como el grupo compacto del Alfarismo.
Lo que no observa, o deliberadamente ignora el secretario Esquer, es que tomar distancia, no debe significar, necesariamente, romper políticamente. Porque el disenso, en democracia, no significa disidencia, ni insurgencia. Más aún, la coincidencia, en un proyecto político, no encarna acrítica unanimidad. Incluso, en no pocas ocasiones, la ‘sana distancia’ asumida frente los intereses de la ‘nomenklatura’ de un partido, simboliza acercamiento democrático con los votantes; y, las elecciones, se ganan hoy, con votos.
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