De las 15 principales economías del mundo, en función del tamaño de su PIB (Banco Mundial: 2014), ocho tienen una Secretaría o Ministerio que está dedicado a la Cultura. México, como economía N° 15 del mundo, no la tiene.
Lo más destacable del mensaje a la nación, pronunciado ayer por el Presidente de la República, fueron las 10 medidas enlistadas en la recta final de su discurso en Palacio Nacional, que son: 1. Leyes para fortalecer el Estado de Derecho; 2. Un Acuerdo Nacional para la Justicia Cotidiana; 3. Impulsar desarrollo de las regiones con mayor rezago; 4. Apoyar actividades productivas de las zonas rurales con mayor marginación; 5. La mayor renovación de infraestructura educativa en las últimas décadas; 6. Programa nacional de inglés en educación básica; 7. Renovado impulso a la cultura, con especial énfasis en los creadores y creación de la Secretaría de Cultura; 8. Mantener la estabilidad macroeconómica; 9. Acelerar el desarrollo de la infraestructura nacional; y 10. Austeridad presupuestaria.
No obstante, el Séptimo Punto merece especial atención. Puntualmente el Presidente de la República mencionó, se «dará mayor relevancia a la inversión que se realiza en cultura» y se «confirma que la cultura es una prioridad nacional para impulsar el bienestar y desarrollo integral de los mexicanos». Lo anterior es sumamente relevante, porque 18 mil 583 millones de pesos destinados a cultura por el Gobierno Federal en 2015, es apenas un presupuesto testimonial para un país que acusa un enorme potencial cultural que debe ser una fortaleza para explorar ante el mundo. Si se tiene en cuenta que el sector de la cultura en México aporta el 2.7 por ciento del PIB Nacional (INEGI: 2014), es decir, 34.6 mil millones de dólares a la economía nacional anualmente, la inversión que los gobiernos han hecho para detonar esta fortaleza, es francamente incomprensible.
El potencial de nuestra inversión en cultura se reduce a nada, si consideramos que el «turismo cultural» es el principal activo turístico del Mundo, y México es uno de los países mejor posicionados a nivel global en esta materia. Hoy por hoy, de acuerdo a la Organización Mundial del Turismo, México es uno de los 10 principales destinos turísticos del mundo. Lo importante de este dato, es que debido al «turismo cultural» en nuestro país, el 40 por ciento de los viajes internacionales a México se deben a ello (Sectur: 2015). En Europa, por ejemplo, comprende el 50 por ciento y en Estados Unidos el 30 por ciento. Para poner en contexto el dato en nuestro país, es preciso señalar que el turismo en México representa el 8.4 por ciento del PIB Nacional, mientras que el petróleo y el gas mexicano sólo el 5.8 por ciento. Así pues, el Turismo se posiciona como la tercera fuente de divisas en el país, después de las remesas (2da) y la industria automotriz (1ra).
Pasar del CONACULTA, un órgano administrativo desconcentrado de la SEP, a una Secretaría de Cultura no es un asunto descabellado. De las 15 principales economías del mundo, en función del tamaño de su PIB (Banco Mundial: 2014), ocho tienen una Secretaría o Ministerio que está dedicado a la Cultura. México, como economía N° 15 del mundo, no la tiene. No obstante, su creación depende del contexto y circunstancia de cada país, y en México todo indica que se trata de un asunto justificado, no solo por la riqueza cultural del país, sino por su determinante impacto para la economía nacional.
Hay un enfoque para la Cultura muy importante, según lo dicho por el Presidente: «los creadores». El enfoque moderno de la cultura, se circunscribe en la recientemente denominada Economía Naranja, por el BID (2013), que comprende la «riqueza basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y la herencia cultural». Es decir, es la fusión de la economía creativa y cultural. ¿Por qué? Porque comprende la Clic aquí para continuar leyendo