Donald Trump y Javier Milei/Imagen Internet
En las similitudes entre Donald Trump y Javier Milei, destacan la emergencia de un fenómeno global donde figuras políticas no convencionales, utilizando estilos de polarización discursiva, promueven políticas de libre mercado y nacionalismo. Con ello han logrado captar la atención y el apoyo de sectores significativos del electorado. Su éxito refleja una combinación de habilidades para radicalizar sus propuestas, descontento popular y la habilidad para presentarse como alternativas al ‘establishment político’.
Javier Milei es conocido por su carrera como economista y comentarista en Argentina, antes de saltar a la arena política. Sus opiniones y análisis económicos, a menudo controversiales y expresados con un lenguaje directo, lo convirtieron en una figura mediática prominente, factor que fue determinante para el triunfo en las elecciones. Donald Trump construyó su fama en el mundo de los negocios inmobiliarios y el entretenimiento, especialmente a través de su programa de televisión (“The Apprentice”). Al igual que Milei, Trump utilizó su estatus de celebridad mediática como trampolín para su carrera política.
Ambos han utilizado sus carreras previas para construir una imagen de «outsiders» políticos, que prometen romper con el ‘statu quo’ y desafiar a las élites políticas y económicas en sus respectivos países. Tanto Milei, como Trump han adoptado un estilo de comunicación directo, confrontativo, que resulta peculiarmente atractivo con sectores de la población que se sienten marginados o ignorados por la clase política o los políticos profesionales.
En el ámbito social y político han mostrado tendencias autoritarias, criticando a los medios de comunicación y a las instituciones que consideran hostiles a sus agendas. Además, han utilizado el nacionalismo como una herramienta clave en su retórica, al apelar a un sentido de identidad y soberanía nacional. Milei y Trump han generado numerosas controversias, desde declaraciones incendiarias hasta políticas que han sido objeto de intensos debates y críticas. Su tendencia es, siempre, a desafiar las normas de lo ‘políticamente correcto’, y a confrontar a sus oponentes con propuestas radicales. Este fenómeno de políticos, alimenta las divisiones en los países.
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