A la luz del debate celebrado entre Hillary Clinton y Donald Trump, ¿qué tanto un debate televisado puede cambiar las preferencias electorales? La respuesta es, depende ¿De qué? De los niveles de audiencia que registre y, con ello, de la posibilidad de incidir en el razonamiento final del sentido del voto, especialmente entre los indecisos. Así las cosas, resulta oportuno preguntarse, ¿cuál ha sido la audiencia de los debates presidenciales en Estados Unidos?
El debate ocurrido en 1980, protagonizado por Jimmy Carter y Ronald Reagan, alcanzó una cifra record de 80.6 millones de televidentes. Para 1992, la televisión transmitió el debate entre Bill Clinton, George H.W. Bush y Ross Perot. Este debate alcanzó en 69.9 millones de televidentes. A su vez, el debate ocurrido hace cuatro años entre Barack Obama y Mitt Romney logró 67.2 millones de televidentes. Todos estos debates televisados no lograron romper la marca lograda por los candidatos Jimmy Carter y Ronald Reagan, ¡en 1980! De acuerdo con información publicada por Wall Street Journal, basada en Nielsen, estas son las cifras de audiencia: Bush-Dukakis (1988), 65.1 millones; Obama-Romney #1 (2012), 65.6 millones; Bus-Clinton-Perot #3 (1992), 66.9 millones; Obama-Romney #2 (2012), 67.2 millones; Reagan-Mondale (1984), 67.3 millones; Bush-Dukakis (1988), 67.3 millones; Ford-Carter (1976), 69.7 millones; Bush-Clinton-Perot #2 (1992), 69.9 millones; Reagan-Carter (1980), 80.6 millones de televidentes.
Pues bien, según datos reportados por Nielsen, la brega televisada el pasado lunes 26 de septiembre, que tuvo como protagonistas a Hillary Clinton y Donald Trump, superó cualquier marca de audiencia en la historia política de la Unión Americana. Este ejercicio registró 84 millones de personas que sintonizaron la televisión. La misma fuente –Nielsen- reporta que, sólo en Twitter, ocurrieron además 17.1 millones de interacciones en la red social, protagonizadas por de 2.7 millones de personas sólo en Estados Unidos. Mientras el debate ocurría, 2.7 millones de personas opinaron en tiempo real, a la vez que miraban alguna de las múltiples pantallas que mostraron a los candidatos presidenciales. Según el análisis de Nielsen, del “desglose de las menciones de cada candidato, categorizado como positivo o negativo, parece que Clinton aseguró la victoria”. De esta forma, además de que este debate superó cualquier marca de telespectadores, también marcó como determinante la participación política del electorado para mostrar su engagement sobre el contenido del debate, en tiempo real, a través de redes sociales. Se reafirmó que hoy la televisión es social, porque se discute, se comparte y se critica en tiempo real con otros televidentes, a través de las redes sociales, en diferentes pantallas y plataformas…