Según el estudio del Fondo Monetario Internacional, Corruption: Costs and Mitigating Strategies, publicado en mayo de 2016, el costo anual de los sobornos –únicamente– es calculado entre 1.5 y 2 billones de dólares (2% del PIB mundial, considerándose esto una pérdida). Los costos de la corrupción son mayores, ya que los sobornos representan, apenas, una arista de ésta. De acuerdo a datos de la Corporación Financiera Internacional (IFC) –organismo del Banco Mundial–, y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la corrupción en México representa entre el 9 y el 10 por ciento del PIB Nacional, según lo advierten respectivamente ambas organizaciones, con una diferencia de menos de un año. Además ambas advierten una preocupante tendencia ascendente. Ahora bien, ¿esto es mucho o poco? Veamos. Por ejemplo, el Turismo reportó en México una aportación del 8.7% al PIB nominal nacional en 2015, distribuida en todo el país. Además, en el mismo periodo, la hoy CDMX aportaba el 16.74% del PIB nominal nacional, seguida del Estado de México con 9.47% de participación. No obstante, los costos vinculados a la corrupción, representan en la actualidad en México el 9.5% en ‘promedio’.
Si en México se percibe un 10% de corrupción respecto al PIB nacional, y en el globo se percibe un 2% respecto al PIB mundial, quiere decir que México está muy por encima de la media mundial en cuanto a corrupción. Incluso, de acuerdo al Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), con datos del Censo de Impartición de Justicia, realizado por este organismo social, se advierte que únicamente el 2% de los delitos cometidos por servidores públicos vinculados a la corrupción, terminan en ingresos a la cárcel. Así que en Jalisco aplica la matemática expuesta por del Dr. Miguel Carbonell, en el que “sólo el 1.6 por ciento de los delitos de corrupción llegan ante el conocimiento de un juez, y que las condenas judiciales alcanzan una cifra del 1.06%, lo que significa que la impunidad alcanza una horrorosa cifra del 99%” [Corrupción Judicial e Impunidad: El Caso de México (Carbonell, 2010), en Lo que todos sabemos sobre la corrupción(Méndez, 2010, IIJ UNAM)].
Ningún sistema anticorrupción, plataforma o burocracia para la fiscalización funcionará en Jalisco, si antes no existe un compromiso tangible entre el gobierno (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), para castigar a quienes están involucrados en actos de corrupción. La corrupción es, después de seguridad pública, el segundo problema más sentido por la población. Paradójicamente, es un rubro en dónde los gobiernos de los distintos partidos no acreditan mayor compromiso, sino una normalidad que todos conocen, advierten y toleran. Transparentamos la corrupción. Todos la advertimos y sabemos en qué consiste. No se combate en absoluto, en todo caso, se solapa y alienta…