El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el Consejo Mexicano de Negocios han hecho públicas sus molestias, mediante sendas inserciones públicadas en los diarios. En ellas afirmaron que “las empresas privadas de México generan 9 de cada 10 empleos”. Al respecto, es oportuno contextualizar. Con base en datos oficiales, el 97.6 por ciento de las 4.2 millones de unidades económicas del país, son micro, pequeñas y medianas empresas, mismas que aportan el 42 por ciento del Producto Interno Bruto y generan el 78 por ciento del empleo en el país (Forbes: 31/Ene/2018). México no es la excepción. Las micro, pequeñas y medianas compañías suponen aproximadamente el 90 por ciento del sector empresarial en todo el mundo (ONU: 6/Jul/2017).
Es oportuno señalar también que las trasnacionales y ‘grandes’ empresas pagan ‘salarios de hambre’ a sus trabajadores. Al respecto, conviene precisar que el 10 por ciento de los mexicanos asalariados gana hasta 1 salario mínimo [hasta: igual o menos], es decir, dos mil 650 pesos (INEGI). Más aún, el 57 por ciento de los mexicanos asalariados ganan hasta dos salarios mínimos, es decir, cinco mil 300 pesos (INEGI). Ahora bien, si partimos del hecho de que el promedio de habitantes por hogar es de cuatro personas (INEGI), resulta oportuno destacar lo siguiente. De acuerdo al profesor-investigador de la UdeG, Héctor Luis del Toro, del CUCEA, la canasta básica para una familia de cuatro personas, que considera tanto alimentos como servicios [renta, luz, agua, gas LP y transporte] ¡es de 15 mil 904 pesos! –sin contar, desde luego, eventualidades como útiles escolares, enfermedades, vestido, calzado, etc.–. Es decir, aunque en un hogar trabajen dos de los cuatro integrantes de la familia [padre y madre, p. ej.], con un salario óptimo de hasta cinco mil 300 pesos cada uno, no se tendría forma de acceder a la canasta básica.
Justo por ello, CONEVAL señala que en nuestro país existen 53.4 millones de mexicanos que viven en pobreza y 9.3 millones de mexicanos más en pobreza extrema. Más aún, México tiene una de las participaciones salariales, con respecto al PIB, ¡más baja en América Latina!, lo cual habla de la poca retribución en el pago a los trabajadores, según advierte la CEPAL: los salarios en nuestro país representan apenas el 30 por ciento del PIB, lo cual está muy por debajo del promedio en la Región –que es la más desigual del Mundo-, que es de 40 por ciento. El Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Negocios [los del desplegado] no son todos los empresarios de México. De hecho están muy lejos de ello. Lo que sí representan, definitivamente, es a las élites empresariales del país. No obstante, la Asociación Latinoamericana de Micros, Pequeños y Medianos Empresarios (Alampyme) señala que son los micros, pequeños y medianos empresarios los que generan el 73 por ciento de los empleos en el país.
Ahora bien, las élites empresariales del país están en todo su derecho de subrrayar su crítica, así como mostrar sus afectos y desencuentros. De igual forma, cualquier candidato está, también, en todo su derecho de criticarles, especialmente a cierto tipo de ‘empresarios’ que amasan fortunas al vender caro y malo al gobierno, a sobre precio y a través de contratos obtenidos mediante el tráfico de influencias. Es imposible negar que esa parte corruptora, es también responsable en buena medida de la corrupción que carcome la vida pública del país. Así que estas élites están en todo su derecho de defender sus puntos de vista. También le asiste el derecho a cualquier candidato, a señalar estar verdades inobjetables, por más políticamente incorrectas que les puedan parecer a los hombres del dinero. Para que existan funcionarios corruptos, debe haber empresarios dispuestos a particiar de la corrupción. Unos y otros merecen la crítica y no debería mostrarse la piel tan delgada de quiénes reclaman el espacio público para opinar, pero luego se dicen ‘agredidos’ cuando les responden la crítica. Los consensos se construyen sobre la base de los disensos. No veo dónde está lo pernicioso en que se discuta y se critique a las dos partes constitutivas del fenómeno de la corrupción. Bienvenido un necesario y oportuno debate…