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El segundo debate entre los candidatos a la presidencia mostró ciertas peculiaridades. En un país formalmente federalista, pero centralista en los hechos, cobra especial importancia el hecho de que es el primero que se realiza fuera de la Ciudad de México, desde que se inauguró esta práctica en 1994. En redes sociales [YouTube, Facebook y Twitter], durante su transmisión en vivo, se registraron 3.9 millones de visualizaciones del segundo debate presidencial. No obstante, en el primer debate, durante su transmisión en vivo, se registraron un total 6.6 millones de visualizaciones. Paradójicamente, aunque en el segundo debate decreció su visualización en las plataformas digitales, la audiencia en televisión abierta o convencional aumentó respecto del primero: con base en datos de Nielsen Ibope, el segundo debate presidencial fue visto por 12.6 millones de personas mayores de 18 años, es decir, 1.2 millones más que en el primero. De esta manera, este segundo debate registró 15.9 puntos de rating. Por supuesto, muy lejos se de los 35 puntos de rating alcanzados en el primer debate presidencial en la historia de nuestro país –y todavía el más visto en tv abierta–, de 1994; o de los 27.4 puntos de rating del segundo debate del año 2000 –y también el más visto en ese proceso electoral–; o de los 18.3 puntos de rating del segundo debate de 2006 –y también de mayor audiencia que el primero–; o de los 22.6 puntos de rating segundo debate presidencial de 2012 –superior al primero en rating–.

Ahora bien, ¿los debates modifican las tendencias del voto? Los debates no definen una elección, especialmente si hay una gran diferencia (ventaja) en las preferencias electorales. Los debates, según el contexto de cada elección, pueden modificar en mayor o menor medida la tendencia de voto a razón de que éstos: 1) aportan elementos de juicio a los indecisos –que no son pocos–: de acuerdo a ORACULUS, en enero de 2018, el 24% de los encuestados no respondían a la pregunta de por quién votarían para presidente de la República [una forma indirecta de medir a los ‘indecisos’]; para mayo de 2018, este número ha descendido a 19%; y 2) ayudan a consolidar el voto útil: lo observado en las encuestas de Reforma nos dice que, después del primer debate, AMLO no perdió ni un solo punto porcentual en la preferencia electoral; en todo caso, fue Ricardo Anaya quien le quitó un punto porcentual a Meade y a El Bronco y dos más a Margarita Zavala.
Ayer ocurrió el segundo debate de candidatos a gobernador, también el primero fuera de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Un debate con público presente y tres moderadores que insistieron en las cifras y las respuestas. Hubo de todo: espacio para el contrataste, para las preguntas y hasta para increpar a los moderadores. No obstante, difícilmente modifica algo en las tendencias. gabtorre@hotmail.com