Imagen: Revista Zócalo

Se propone aumentar en un 75 por ciento el monto de las obligaciones financieras que Jalisco heredó del anterior gobierno, al sumar 13 mil 050 millones de pesos más a la deuda, respecto de la contraída al inicio de esta gestión –que ascendió a los 17 mil 444 millones de pesos–. Buscan seis mil 200 millones de pesos más. Cierto, países con mayores indicadores de desarrollo también advierten un mayor nivel de endeudamiento. Pero ¡cuidado!, no los más endeudados son precisamente los más desarrollados.  

Se pueden nombrar ejemplos de países que aplican con éxito el financiamiento adquirido, y consiguen importantes indicadores de desarrollo. El Top 10 de los países con mayor nivel de deuda pública per cápita lo componen en orden descendente: Japón (79.7 mil euros), Singapur (62.4 mil €), Estados Unidos (55.5 mil €), Irlanda (41.6 mil €), Bélgica (40.7 mil €), Italia (39,9 mil €), Francia (35.5 mil €), Canadá (35.2 mil €), Reino Unido (33.3 mil €) y Austria (31.6 mil €).
 
Pero… por ejemplo, Brasil y Argentina registran un nivel de deuda respecto de su PIB superior al 85 por ciento, con porcentajes de 87.8 y 86 por ciento respectivamente, y no acusan un desarrollo proporcional a su deuda. Todo lo contrario. Sin embargo, Canadá registra un nivel del 90 por ciento de deuda con respecto de su PIB, con un alto nivel de desarrollo. Entonces, ¿qué pasa? La diferencia es: i) una élite política incompetente, que improvisa y aplica mal el endeudamiento adquirido, con lo que propicia un fallido manejo económico de la deuda; y ii) gobernantes corruptos [hacen negocio con lo obtenido] y servidores públicos sin perfil profesional y honradez, precisamente encargados de aplicar el recurso [que se encuentran omnipresentes en sus entes ejecutivos, de fiscalización, juzgados y tribunales].  
 
El endeudamiento, manejado con transparencia, sobre proyectos y objetivos determinados, es un factor para auspiciar desarrollo y crecimiento económico, al financiarlo.  
 
Pero la realidad es que en Latinoamérica no ocurre así. Aquí se defiende o justifica la deuda al referir los ejemplos de éxito (ninguno latinoamericano), pero se ignora la realidad de lo que ocurre en México. Se afirma que “la deuda siempre auspicia el desarrollo”.
 
No obstante, en la región, la realidad del endeudamiento público adquiere otro ‘rostro’, perfectamente documentado a la luz de su devenir histórico: financia la corrupción; compromete a futuras generaciones con proyectos deliberadamente herrados, innecesarios, improvisados, truncos o cómplices. No se traduce en indicadores de desarrollo o bienestar, ni forma parte de un plan de desarrollo o de objetivos que sean puntualmente explicados.  
 
De forma que la deuda será avalada por la mayoría del Congreso de Jalisco (¿podría ser de otra manera con la mayoría de ‘legisladores’ subyugados?). Aprovecharán las circunstancias (de la pandemia) para sorprender, otra vez con la complicidad de las cúpulas empresariales tristemente acríticas. 
 
 
Paradójicamente no sólo no se alentará el desarrollo, en realidad lo inhibirán. Básicamente porque esta deuda no responde a planes u objetivos, sino al oportunismo interesado en aprobar un financiamiento que, sinceramente, no se sabe exactamente en qué y cómo se aplicará. Más aún, a quién y cómo le corresponderá pagarlo. 
 
 
https://www.milenio.com/opinion/gabriel-torres-espinoza/con-pies-de-plomo/mas-endeudados-mas-desarrollados