Economistas sostienen que la disyuntiva entre “salvar vidas” o “salvar la economía”, que han planteado tomadores de decisiones y líderes de opinión en todo el orbe, representa una falsa dicotomía, un falso dilema y un falso debate. El fenómeno de la doble curva, que se expresa en una de orden epidemiológico y otra de orden económico, con una relación de proporcionalidad inversa, resulta ineludible. Por ejemplo, tanto menor es el pico de la curva epidemiológica (bajo número de contagios y muertes: lo que se conoce como aplanamiento de la curva), más pronunciada resulta la caída de la otra (es decir, del PIB).

No obstante, en el supuesto hipotético de que un país no estableciera ni una sola medida de contención en materia de salud, el impacto económico aún sigue siendo catastrófico. Es decir, sin ninguna medida de salubridad ni confinamiento, la inconmensurable cantidad en el número de muertes, enfermos y el colapso en el sistema de salud, a causa de la pandemia SARS-CoV-2, auspiciaría una crisis económica derivada de una acentuada caída de la productividad –agravada con una alta tasa de desempleos–, desplome de la inversión (extranjera y nacional), inflación (incluso de materias primas), derrumbe del consumo, para terminar con déficit fiscal, crecimiento negativo de la economía (PIB) y recesión económica.  

De suerte tal que, tanto la afectación epidemiológica de la pandemia, como el golpe económico a consecuencia de ella, es a todas luces ineludible. En todo caso, más allá de ver el panorama en una escala de blancos y oscuros, los países deben plantear una política de Estado en materia de salud, consistente en un principio de subsidiariedad: tantas medidas de salubridad como sean posibles; y tanta economía como sea estrictamente necesaria –y las condiciones así lo permitan–. El prestigiado economista norteamericano Richard Baldwin, que ha sido director y presidente del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR), además de académico en las universidades de Oxford, Massachusetts Institute of Technology (MIT) y la Universidad de Columbia, argumenta que se debe aplanar tanto la curva de contagio como la curva de la recesión. 

No obstante, si ha de privilegiarse una sola, la respuesta debe ser: la salud. Las naciones que privilegiaron la economía sobre la salud de sus habitantes actualmente ostentan los tres primeros lugares a nivel mundial en casos confirmados y muertes confirmadas a causa del coronavirus: en un primer lugar se encuentra Estados Unidos, con un millón 699 mil 933 infectados y 100 mil 442 defunciones; Brasil, en un segundo sitio, con 411 mil 821 infectados y 25 mil 598 decesos; y Rusia, en el tercer peldaño, con 370 mil 680 casos de Covid-19 y tres mil 968 muertes. Estos países son, hoy por hoy, el epicentro actual de la pandemia en el orbe (EU), América Latina (Brasil) y Europa (Rusia).  

Es importante destacar que, en países europeos, la apertura gradual de la economía y la desescalada del confinamiento generalizado de la población, como aconteció en España, únicamente se proyectó cuando la curva de contagios fue aplanada y el porcentaje de crecimiento en el número de casos confirmados acumulados de coronavirus registró un acentuado decrecimiento –desde luego, después de observarse la caída libre en este indicador durante un periodo considerable de tiempo–. Pretender una reactivación económica en Jalisco, cuando la tendencia se encuentra al alza en nuestra entidad, y el número de contagios y muertes diarias rompe récords cada día en todo el territorio nacional, resulta un contrasentido que puede tirar por la borda todo lo que hasta ahora Jalisco ha logrado. 

Artículo redactado por Gabriel Torres en El Diario NTR

https://ntrguadalajara.com/post.php?id_nota=149351