Inicialmente fueron 86 aspirantes a la presidencia de México, los que manifestaron su interés de contender bajo esta figura de la candidatura apartidista o sin partido, que se le llamó ‘independiente’. Posteriormente solo 40 recibieron constancia. Pero al revisar los requisitos que deberán cumplir para oficializar su participación en el proceso electoral del 2018, tal vez la lista se reduce a cinco, incluso menos. Quienes podrían estar en condiciones de solventar los términos que la ley dispone, son Margarita Zavala, Armando Ríos Piter, El Bronco, Pedro Ferriz de Con y Marichuy. El caso es que quienes aspiran la presidencia de la República bajo la candidatura independiente, debe reunir 866 mil 593 firmas válidas, distribuidas en al menos 17 de las 32 entidades federativas. Esto implicará reunir un promedio de siete mil firmas diarias y considerar que un ciudadano sólo puede apoyar -con su firma- a un candidato ‘independiente’.
Destaca la asimetría entre el interés que despiertan las candidaturas independientes para la presidencia de la República (que es una posición), mientras que en la Cámara de Diputados (con 500 curules), sólo existieron 185 solicitudes para candidatos independientes (el 37 por ciento de los cargos disponibles). A su vez, en el Senado, habiendo 128 senadores, apenas se interesaron 38 aspirantes (sólo el 29.6 por ciento de los espacios disponibles). Tal parece que para desarrollar tareas legislativas, la nueva figura es muy poco atractiva para competir al margen de los partidos. Por otro lado, la paradoja es que donde esta nueva modalidad de candidaturas debería resultar más provechosa -la participación política de candidatos sin partido, en el Congreso de la Unión- es dónde ¡menos interés registra! Así que en consonancia con nuestra historia centralista, presidencial, de concentración de poder en una sola figura, es justamente en la candidatura a la presidencia de México, dónde se despierta el mayor interés de los Candidatos ‘independientes’.
Bajo la figura de los candidatos independientes habrá dos perfiles marcados. Primero; ciudadanos que nunca han registrado militancia, no tienen vasos comunicantes con ningún partido y harán una participación disruptiva al aparecer en la boleta y eventualmente integrarse a los poderes constituidos del Estado (el fenómeno Kumamoto). Segundo; ciudadanos que por diversas razones encontraron conflictos en sus partidos, con años de militancia, a la que renunciaron para optar por una posible candidatura independiente (El Bronco y Margarita Zavala). Finalmente también, esta figura será utilizada, como ya se mostró en elecciones locales, para dividir el voto, y mejorar las posibilidades de algunos partidos para ganar las elecciones presidenciales. Una figura que llegó para quedarse, con oportunidades y también vicisitudes…