Desde hace un año se ha consignado que decenas de colonias de la ZMG han denunciado sistemáticamente que el agua que reciben por parte del SIAPA, se encuentra sumamente sucia (aspecto ‘chocolatoso’) y con olores fétidos. A ello, agréguese, el tandeo recurrente y periódico del que son objeto prácticamente las mil 800 colonias que forman parte de su padrón. Esto resulta particularmente alarmante en el contexto de la pandemia, toda vez que los protocolos de higiene personal para evitar contraer la enfermedad, como el lavado constante de manos, se encuentran ineludiblemente vinculados a la suficiencia de agua potable de calidad.
Bien puede decirse que, con relación al agua, son tres los principales problemas que aquejan a los habitantes de la metrópoli: escasez del recurso hídrico; mala calidad del vital líquido; e inundaciones catastróficas en la ciudad en temporales de lluvias [pérdidas de muebles y/o enseres en cientos de viviendas]. En todos ellos, el SIAPA arroja, a la luz de todos, resultados deplorables. De forma que este organismo intermunicipal se ha distinguido no sólo por su terrible ineficiencia, sino también por ser un paradigmático caso de corrupción. Veamos.
En nuestra entidad, el caso de corrupción más oneroso que ha sido sancionado penalmente nos remite a un ex titular del SIAPA, quien fue declarado culpable de los delitos de peculado y desvío de recursos con relación a un crédito de mil 200 millones de pesos otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo para el programa ‘Todos con Agua’, que beneficiaría a 300 mil personas de 205 colonias. Ahora bien, de acuerdo con SIAPA, mientras que en 2019 fueron 126 las colonias de la ZMG que denunciaron haber recibido agua sucia (con tierra, lama y hasta con larvas); en lo que va de 2020, el número asciende ya a 140 (y las que faltarían por sumarse en lo que resta del año).
De igual forma, del 01 de enero al 31 de julio de 2020, el SIAPA se ostenta como el sexto ente público con más quejas recibidas ante la CEDHJ: con un total de mil 666, frente a las dos mil tres que ostenta el Ayuntamiento de Guadalajara –líder en este indicador–. Un organismo público con el peor sistema de atención a sus usuarios. Nótese el estratosférico número que registra el SIAPA, frente a un Ayuntamiento capitalino que tiene un amplio catálogo de atribuciones con relación a los servicios públicos que le competen según lo dispuesto en el artículo 115 constitucional. Es importante mencionar que el agua, en términos constitucionales, no sólo es un servicio público, sino un derecho humano.
Asimismo, conviene destacar que actualmente se registran 350 puntos de inundación en la urbe: se trata de un crecimiento de 130 zonas respecto a lo registrado en 2010. ¡Tan sólo el año pasado se documentaron 50 nuevos sitios riesgosos! Vamos, ni para recaudar es bueno el SIAPA: en diciembre pasado, se dio a conocer que cuatro de cada 10 usuarios formaban parte de su cartera vencida, misma que asciende a unos cuatro mil millones de pesos, según su titular.
Por último, resulta irónico que tanto el SIAPA como la Policía Metropolitana, los dos únicos ejemplos de la ‘metropolización’ de los servicios y las políticas públicas en Jalisco, han resultado ser un rotundo fracaso.
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